La vigésima primera etapa -última- terminó con la victoria al esprint del italiano Giacomo Nizzolo en una jornada que sólo se animó cuando el pelotón llegó al circuito urbano final, al que los corredores hubieron de dar ocho vueltas.
A bordo de una bicicleta de color sosa, Nibali disfrutó de un trayecto relajado durante el que ofreció a los fotógrafos todo tipo de poses.
Además de podio final con Nibali, Chaves y Valverde, el cuadro de honor del Giro lo completaron Nizzolo (Trek-Segafredo) como maillot rojo por puntos, Bob Jungels (Etixx-QuickStep) de blanco como mejor joven y el español Mikel Nieve (Sky) con el azul de rey de la montaña.
Después de vivir todo el abanico de sensaciones, pasando del tormento de la crisis a la resurrección en la penúltima jornada alpina y al éxtasis del triunfo final con su exhibición en solitario del sábado, Nibali sucedió al español Alberto Contador como ganador del Giro más abierto de los últimos años.
El holandés Steven Kuiijswijk (Lotto Jumbo), que acariciaba la gloria cuando el antepenúltimo día afrontaba como líder sólido la primera etapa alpina, entre Pinerolo y Risoul, recorrió el camino inverso al de Nibali. Ese día se dejó el rosa en la cuneta cuando sufrió una caída espectacular y se estrelló contra un muro de nieve, pasando del éxtasis a la crisis y, finalmente, al hundimiento moral y físico, expulsado incluso del podio.
Tres años después de ganar su primer Giro, Nibali, cuya deficiente condición física había suscitado polémica en Italia hace solo una semana, renació en Los Alpes y se mostró como el más fuerte en la fase decisiva. Su perseverancia le dio la victoria final, en tanto que Esteban Chaves, que vestía de rosa en la penúltima jornada, no pudo defender la maglia frente al ataque del Tiburón y hubo de conformarse con el segundo puesto.
Nibali consigue de esta forma su cuarta «grande». Hasta hoy había ganado un Tour (2014), un Giro (2013) y una Vuelta (2010). Ahora repite en la carrera rosa.
Valverde, debutante en la ronda italiana, pasó por varias alternativas en las jornadas decisivas, pero nunca perdió la esperanza de subir al podio y lo recuperó en la penúltima etapa, la última de competición en la práctica, como es tradicional en las tres «grandes», en detrimento de Kruijswijk.
El 'Bala' entra en un selecto club de ciclistas que han subido al podio en las tres grandes: seis veces en la Vuelta (con triunfo incluido en 2009), y el tercer puesto en el Tour 2015.
La 21ª etapa y última, entre Cuneo y Turín, bajó el telón de la ronda italiana con un paseo triunfal de 163 kilómetros que terminaba en un circuito urbano de la capital del Piamonte.
En una jornada de trámite, Esteban Chaves y su compatriota Rigoberto Urán sufrieron un pequeño susto al verse involucrados en una caída a 29 km de la meta, pero se reintegraron sin problemas al pelotón, a diferencia de Jasha Sutterlin, alemán del equipo Movistar, que hubo de ser trasladado al hospital en ambulancia.
Las caídas, frecuentes por el piso resbaladizo en el último tramo de la jornada, no afectaban a la general, ya que la etapa estaba, a esas alturas, neutralizada a los efectos de la general.
La carrera sólo se animó a 66 km de meta, cuando atacaron dos corredores holandeses del Lotto-Jumbo, Jos van Emden y Maarten Tjallingii. El primero de los dos, gran rodador, permaneció en fuga hasta la pancarta de 6 km.
Al esprint final llegó una veintena de corredores, entre los que Nizzolo fue el más fuerte. No estaban grandes especialistas que habían empezado e Gito, como Kittel, Greipel, Ewan, Demare y Viviani), de forma que Nizzolo tenía una gran oportunidad y supo aprovecharla.
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