En un partido cargado de simbolismo, lágrimas y una sensación de un nuevo comienzo, el estadio fue adornado con miles de origamis hechos a mano con forma de corazones y tsurus, pájaros que significan salud, buena suerte y larga vida.
«Hoy fue diferente», comentó Wellington Paulista, una de las nuevas contrataciones del Chapecoense. «Todo fue bien y fue bueno para todos, más que nada para los fans aquí en Chapecó», agregó.
El Palmeiras marcó el primer gol a los nueve minutos cuando Raphael Veiga entró en medio de una defensa vacilante y anotó justo al entrar al área.
Grolli igualó para el equipo local cinco minutos después al cabecear tras un tiro libre desde la izquierda. Amaral dio la ventaja al Chapecoense a los cinco minutos del segundo tiempo con un cabezazo de refilón, pero Vitinho anotó el empate final para el Palmeiras con un espectacular disparo de zurda desde fuera del área.
Fue la primera vez que el Chapecoense salió al campo de juego desde noviembre, cuando la mayoría de sus jugadores perdieron la vida cuando se estrelló el avió en el que viajaban hacia Medellín para enfrentar al Atlético Nacional en la final de la Copa Sudamericana.
El avión se quedó sin combustible y se estrelló contra la ladera de un cerro, provocando la muerte de 71 de sus ocupantes, muchos de ellos jugadores, funcionarios y periodistas que viajaban al partido. Hubo sólo seis sobrevivientes.
Los sobrevivientes y las familias de las víctimas tuvieron un papel central antes del partido del sábado. Jackson Follman, el arquero que sufrió la amputación de una pierna debido al accidente, recibió el trofeo de la Copa Sudamericana en una emotiva ceremonia.
Las esposas de los jugadores fallecidos recibieron las medallas que habrían recibido sus maridos. La Conmebol otorgó el título de la Copa Sudamericana al Chapecoense en diciembre después de que el encuentro fue cancelado.
El partido fue detenido a los 71 minutos para que los hinchas pudieran recordar a los 71 fallecidos en el accidente. Simpatizantes de ambos lados gritaron el ya familiar «¡Vamos, Chape!» y los jugadores de ambos equipos aplaudieron.
Casi 20.000 fans llegaron para rendir homenaje al equipo y conmemorar lo que muchos dijeron que esperaban que fuera un renacimiento.
«No podíamos no estar aquí», comentó Sizelda Filipi, una hincha que vive a unos 30 kilómetros del estadio, poco antes del inicio del partido. «Nos emocionaremos mucho y luego seguiremos adelante. Este es un reinicio», agregó.
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