El presidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar. | Efe

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El juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz incluye en su auto de prisión del presidente de la RFEF, Ángel María Villar, su hijo Gorka, el vicepresidente Juan Padrón y el secretario de la federación tinerfeña, Ramón Hernández Baussou, la transcripción de numerosas conversaciones telefónicas intervenidas con 'pinchazos' de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.

Según el juez, Villar «ostenta el dominio y poder en la RFEF y, en definitiva, sobre la Selección Española de Fútbol». Este es el contenido de las conversaciones, todas ellas llevadas a cabo en 2017:

Villar ejerce un control absoluto sobre los presidentes territoriales. El 20 de abril, le dice a Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español: «El aragonés y el andaluz vendrán a donde tienen puesto estatutariamente. El nombramiento de junta directiva es mío, no los nombraré ni de coña. ¿Qué me va a ocurrir?»

El 22 de abril, habla de «apretar las tuercas» a Julio Cabello, presidente de la Federación de Madrid de Fútbol Sala: «Que sepas que si apoyas a la candidatura contraria, vas en contra de mí; y si gano las elecciones, despídete».

El 12 de mayo, es con el presidente de la Federación de Ceuta con el que se muestra molesto debido a que éste se niega a firmar una carta contra el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), siguiendo las consignas de la RFEF. «Muy mal, eh, muy mal, me parece muy bien que hagas eso, no estés ya en el grupo... te separas y punto... o estás con todo o no está con todo, punto».

Ese mismo día el tesorero de la RFEF, José Ángel Peláez, informa de que el presidente ceutí ha cambiado de opinión. «O sea, ha servido lo que le he dicho», comenta Villar. «Yo creo que lo ha entendido de puta madre», certifica su empleado.

Villar controla a su antojo los salarios, dietas y el pago de abogados. El 5 de mayo, su vicepresidente Juan Padrón revela su negativa, como pretende Villar, a indemnizar con 300.000 euros a la secretaria general de la RFEF, Esther Gascón, para luego volver a contratarla. «¿Qué es esto? ¡Como si fueran 300 pesetas! Trescientos mil euros... ¡mi madre querida!», se queja el vicepresidente.

Cuando Esther Gascón le cuenta a Gorka Villar la negativa de Padrón, el hijo del presidente interrumpe a su interlocutora: «Esther, Esther... Te pido que no hablemos de eso por teléfono, no, no, no, no, no, no... Juan Padrón es historia, Esther. Me voy a encabronar con mi padre si Juan Padrón dentro de 15 días no está fuera», confesaba Gorka Villar apenas dos meses antes de que estallara la 'operación Soule'.

Juan Padrón intuye que su puesto corre peligro, por lo que el 8 de mayo comenta: «Están esquilmando, intentado todos, sin excepción, mamarse el dinero del fútbol (...) ¿No te parece más que una locura?». El vicepresidente hace un balance demoledor al reconocer que la única comisión de la RFEF que funciona es la médica: «Las otras son para llevarse el dinero».

Villar es reelegido por octava vez al frente de la RFEF el 22 de mayo. Seis días después su hijo Gorka diseña la futura dirección, para lo que llama al presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo. En otro pinchazo, el hijo de Villar reconoce que hay cosas de la gestión de su padre que no entiende, como el gasto en abogados o el de las habitaciones de hotel.

«Es acojonante, es una de esas cosas que a mí jamás me han explicado», dice. El 12 de mayo se queja ante su padre por sus prolongados viajes y le insta a que cree un gabinete que le gestionen directamente «sus cosas».

El vástago de Villar, no obstante, entiende que su papel es estar en la sombra, aunque controlando los negocios de la Selección en el exterior. El presidente de la Federación Colombiana es con éste con el que trata el pasado 30 de mayo: «Tu papá me dijo que había uno... un dinero de eso». El presidente había ordenado pagar los gastos de la delegación para un partido entre ambos selecciones.

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Gorka Villar le dice el 4 de junio a su abogado Miguel Liétard, al que tiene contratado en Sport Advisers. «Venga, que vaya bien con los colombianos, tráenos un contrato».

Al margen de la relación exterior, Villar se interesa mucho por el respaldo del sector del fútbol no profesional (entrenadores, clubes y futbolistas), clave para su continuidad al frente de la RFEF. El 29 de abril, el presidente de la Federación Murciana, José Miguel Monje Carrillo, informa a Gorka Villar que ha convencido a un jugador para que vote a su padre: «¿¡Qué capullo está to controlao!? ¡Si los jugadores son tos unos indolentes que no mueven el culo si no vas a por ellos!»

El 5 de mayo, Villar devuelve la llamada a José Miguel Monje para proponer su nombre a una comisión de la UEFA: «¿Te interesa que te proponga a la comisión, sí o no? Vale, pues venga, va tu nombre».

El 3 de junio, el exseleccionador Javier Clemente comenta con Juan Padrón los cambios en la comisión de la UEFA, donde el presidente de la federación andaluza es sustituido por el de Murcia: «¿Te dije yo que entraba el de Murcia? Ya le han metido... Le han metido al de Bilbao, al caradura del de Bilbao, el de Murcia, el otro... Son votos, son votos compraos ¡joder, Juan! Apoyos comprados, decir amén, amén por... por llevarse unos dineros».

En otro momento, la disputa de un campeonato de fútbol playa entre Galicia o Melilla obliga a Villar a dar un golpe en la mesa: «Cuando se ejerce la autoridad, me cago en el dinero... No me toques los cojones, la autoridad está por encima de... lo que nos cueste», tercia cuando le dicen que ese campeonato puede derivar un sobrecoste en la RFEF.

Villar controla los fondos y licencias para los campos de fútbol homologados por la RFEF. Del 28 de abril al 24 de junio hay varias intervenciones telefónicas que relatan sus órdenes para liberar unos 300.000 euros para el pago de un campo de fútbol en Cantabria, que reclamaba el presidente de esta federación, José Ángel Peláez. «Ahora el cántabro es el guapo», lamenta irónico Juan Padrón, «le importa tres cojones la Federación».

Villar avisa a Peláez de que ya está acordado el pago: «Di el visto bueno... lo que no he hecho nunca... eh... di tu campo». El presidente de la federación cántabra sigue poniendo pegas, a lo que Villar le pregunta: «Tú lo que quieres es el dinero ingresado en tu cuenta, vale de acuerdo».

«Él quiere el dinero para manejarlo, para hacer lo que quiera... como hizo con Torrelavega...», le dice Juan Padrón al tesorero, molesto con las formas de Villar, que el 24 de junio desvela al vicepresidente que el presidente cántabro «se ha llevado cien mil euros de anticipo». «Me ha obligado el presidente», señala.

Los empleados conocían los manejos de Villar en la Federación. Además de intervenciones telefónicas, la UCO consigue incorporar un correo electrónicos del exsecretario de la RFEF donde el 26 de enero de 2013 refleja las actividades presuntamente delictivas.

«Yo he cumplido con mi palabra», dice, «y no he presentado toda la documentación que he encontrado en la sede de la Federación, donde se hablan cosas y hechos muy graves que afectan a varios miembros dirigentes de la RFEF, comisiones por campos de fútbol, dádivas muy importantes, comisiones irregulares por ventas de terrenos».

«Tampoco he sacado a la luz los miles de euros que en regalos recibía otro dirigente de la RFEF, pero siento que el esfuerzo que tengo que realizar para no decir la verdad absoluta no se ve correspondido por algunos dirigentes», concluye el exsecretario de la RFEF.

El hijo de Villar reconoce el 19 de junio al tesorero que está preocupado por la indiscreción con la que mueven los fondos de la RFEF: «Si termina filtrándose que estamos utilizando dinero... que va a los clubes... para pagar los platos rotos de una mala gestión hecha por nosotros... eso es lo que no quiero que pase».