Marcus Cooper Walz muestra las dos medallas logradas en el Mundial de Racice. | M. À. Cañellas

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Un año después de tocar el cielo en Río, Marcus Cooper Walz (Oxford, 1994) ha querido dejar claro que el oro olímpico en K1 1.000 metros no es fruto de la casualidad. Y que su versatilidad y calidad le permiten rendir a un nivel muy elevado allá donde se le exija. El piragüista del Real Club Náutico de Portopetro ratificó en el Mundial de Racice que el K4 500 es una opción ganadora de cara a los Juegos de Tokio. Esa valiosa plata, unida al oro y su primer título mundial absoluto en K2 500 (junto a Rodrigo Germade) le confirman como uno de los exponentes de la generación dorada del piragüismo español.

—¿Qué se siente siendo campeón del mundo absoluto?
—La verdad es algo que te hace estar contentísimo, casi no no me lo creía en el momento. El oro en K2 500, junto a mi compañero Rodrigo Germade, es fruto del trabajo y de muchas horas de entrenamiento, además, superando a los húngaros, que son una referencia mundial. Hemos apretado muy duro estos últimos meses, con muchísima ilusión. Era una modalidad que llevábamos tiempo queriendo hacer y nos salió una pasada de regata, no solo por el hecho de ganar que lo hace más especial, porque nos salió un carrerón, un regatón. Empezamos muy fuerte, nos fuimos desde el principio, impusimos un ritmo medio súper bueno y, por así decirlo, relativamente cómodo y preparando el ultimo tirón final. No fueron capaces de cogernos, y cuando llegamos a meta sentí una alegría enorme.

—¿En algún momento le recordó a la final olímpica de Río, apenas hace poco más de un año?
—Puede que sí, en parte. Las sensaciones fueron muy buenas carrera soñada, porque salió todo prácticamente como habíamos previsto. Pusimos un ritmo a media final muy fuerte y la piragua no se frenaba. Eso se da un subidón, una sensación de estar disfrutando en la pista, en la prueba, que hace más especial la medalla. Era difícil conseguirlo, pero competir en dos pruebas y ganar medalla en ambas era algo que no esperaba, pero es para estar contentos.

—Luego llegó el remate con la plata con el K4 500. Y eso que iban por delante casi el final...
—Al principio parecía que te queda un sabor agridulce, porque queríamos luchar por ganar, eso está claro; pero en frío piensas que es una pasada lo que hemos hecho, un regatón. Subcampeones del mundo es un gran resultado. A ver si la temporada que viene estamos todavía más encima, y al final el objetivo más grande que es Tokio. Hay que seguir trabajando, nos vamos muy contentos todos y con la moral muy alta de cara a lo que se avecina. La del K4 500 metros es una medalla de plata que te sabe a oro. Al final, los alemanes fueron superiores, especialmente en el tramo final, y se mostraron muy fuertes. Pero estamos muy contentos por finalizar la temporada en lo más alto, con una plata nada menos en un Mundial.

—Un gran balance global, pues fue medallista en la Copa del Mundo y campeón de Europa, también en K4, pero en mil.
—Es cierto que el Mundial es el objetivo principal de la temporada y la cita para la que todos hemos concentrado los esfuerzos. Ahí hemos cumplido y es para estar satisfechos, pero por detrás también quedan otros resultados como los que has dicho, que también hay que tener en cuenta. Estas dos últimas medallas me hacen ser más optimista de cara a Tokio.

—Usted ha sido la referencia con sus medallas, pero todos los mallorquines que han estado en el Mundial se han clasificado para las finales A. Buena señal, ¿no?
—Llevamos tiempo con buenos resultados en diferentes distancias y modalidades, y esto es la consecuencia de ello. Es verdad que las medallas es lo que todos recuerdan, pero la dificultad de un Mundial, y el poder estar en la final, es algo que se tiene que valorar. Se ha demostrado que hay nivel en Balears.

—¿Le motiva poder doblar distancias de cara a Tokio 2020?
—Resulta complicado hacer cuentas, pues faltan tres años para los Juegos de Tokio. La temporada la inicié con la idea combinar el K1 1.000 y el K4 500. Pero es complicado, pues son diferentes y resulta difícil entrenar y competir a alto nivel en ambas. Tal vez tenga que plantearme si doblamos o no. Por ahora, este ciclo olímpico mi prioridad el K4 500. Si puedo compaginarlo con garantías con el K1 1.000, perfecto. Si no puede ser, me centraré en el K4.