La atleta Caster Semenya (i) junto a su abogado Gregory Nott (d) a su llegada a una vista en el TAS. | LAURENT GILLIERON

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La atleta sudafricana Caster Semenya perdió este miércoles su batalla legal con la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (
TAS)
, por lo que ella y otras mujeres con alto nivel de testosterona deberán medicarse para competir en pruebas femeninas de medio fondo.

El TAS, con sede en Lausana, desestimó el recurso de Semenya, doble campeona olímpica y triple mundial de 800 metros, quien para poder seguir corriendo en pruebas femeninas deberá reducir artificialmente sus niveles de testosterona en sangre. De lo contrario, ella y otras mujeres con hiperandrogenismo tendrían que competir en la modalidad masculina.
La disputa giró en torno a nuevas normas anunciadas hace un año por la IAAF para limitar el acceso de atletas como Semenya, de 28 años, a las pruebas femeninas de entre 400 y 1.500 metros.

La federación internacional sostenía que estas normativas, que Semenya recurrió en junio de 2018, eran necesarias para reducir las ventajas físicas que presentan atletas como la sudafricana, ya que la testosterona, cuyos niveles son normalmente mayores en hombres que en mujeres, contribuye a mayor masa muscular y fuerza. Semenya, apoyada por la federación de atletismo de su país y también por organizaciones feministas y de derechos humanos, argumentaba que las normativas eran discriminatorias, ya que sus altos niveles de testosterona le vienen de nacimiento y no se han debido a ningún tipo de práctica ilegal de dopaje.

La decisión de la TAS encontró que esas regulaciones en efecto «son discriminatorias» pero subrayó que «esta discriminación es un medio necesario, razonable y proporcionado para cumplir el objetivo de la IAAF de preservar la integridad del atletismo femenino en los eventos restringidos».

Las polémicas normas impedirán participar en pruebas de medio fondo a las atletas que no mantengan sus niveles de testosterona por debajo de los 5 nanomoles por litro de sangre durante al menos seis meses antes de competir. Hasta la fecha, el umbral de tolerancia para los niveles de testosterona estaba en los 10 nanomoles y ahora se reduciría a la mitad porque, según estudios a los que alude la IAAF, una mayor proporción aumenta un 4,4 % la masa muscular, entre un 12 y un 26 % la fuerza y un 7,8 % la hemoglobina.

Al conocerse la sentencia, la IAAF anunció que las normas se comenzarán a aplicar a partir del 8 de mayo, por lo que para Semenya se complica su participación en los Mundiales de Doha (28 de septiembre-6 de octubre), aunque aún puede recurrir en el plazo de 30 días la decisión del TAS.

La IAAF arguye que su nueva regla no cuestiona «la identidad sexual o de genero de las atletas con disfunciones en su desarrollo sexual», sino que pretende «asegurar una competencia justa», y argumenta que el tratamiento para rebajar la testosterona es un sencillo suplemento hormonal «similar a la píldora anticonceptiva».

La llegada del caso al TAS, a principios de este año, vino acompañada de agrias disputas entre la defensa de Semenya y la IAAF, después de que el presidente de la federación internacional, Sebastian Coe, señalara en una entrevista que las nuevas normas buscaban proteger las categorías femeninas. «Si existe una clasificación por géneros es porque. en caso contrario. ninguna mujer podría ganar títulos, medallas o batir récords», señaló, mientras la federación sudafricana acusaba a Coe de violar con esas declaraciones la confidencialidad del caso, ya que ambas partes habían acordado llevarlo con discreción.
El contencioso ha generado reacciones de todo tipo, desde la de la legendaria vallista Yelene Ishinbayeva, actual miembro del Comité Olímpico Internacional, quien se ponía de parte de la IAAF al señalar que las atletas con hiperandrogenismo tenían una «ventaja colosal».

También llegó al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que apoyó recientemente a Semenya con una resolución pidiendo la retirada de las «humillantes» normas.
En realidad, el contencioso entre Semenya y la IAAF comenzó hace una década, cuando la atleta sudafricana, que entonces empezaba a cosechar sus primeros éxitos internacionales, fue sometida a pruebas médicas para verificar su sexo por exigencias de la federación internacional.

Esas pruebas, que coincidieron con el primer gran éxito internacional de Semenya, su oro en los Mundiales de Berlín 2009, apartaron durante varios meses a la atleta de las pistas.
Sin embargo, desde 2010 la atleta, que en 2017 se casó con su compañera Violet Raseboya, había podido seguir compitiendo con normalidad y éxitos en el circuito femenino. En la pasada temporada logró dos oros en los campeonatos africanos (400 y 800 metros) y otros tantos (800 y 1.500) en los Juegos de la Commonwealth.