Los Juegos Olímpicos de Amberes 1920 vieron a un atleta balear exhibir el talento natural que le definía. Diodoro Pons Domínguez (Maó, siglo XIX-Barcelona, 1968) fue uno de los 59 españoles que compitió en la cita posterior a la Primera Guerra Mundial y, a su vez, el primer representante isleño dentro de esta modalidad. El que inauguró una lista de ocho atletas que cerró en Río 2016 la vallista Caridad Jerez. Diodoro -para algunas fuentes Teodoro, Doro o Diosio- sigue siendo el primer y único atleta olímpico menorquín un siglo después.
Una efeméride que marca un punto de inflexión para el atletismo menorquín y balear. Y que sitúa a Pons, junto al remero Antoni Vela (París 1900), como uno de los referentes de los primeros momentos del olimpismo isleño.
Diodoro Pons hizo que el 16 de agosto de 1920 quedara para los anales del atletismo balear como el día en que hizo su debut en unos Juegos, aquellos de Amberes en los que el menorquín firmó su puesta de largo en los 5.000 metros, en los que firmó un abandono en la décima vuelta de la segunda serie clasificatoria, mientras que La Vanguardia refiere un octavo lugar que le dejó fuera de la final.
Por lo que respecta al 10.000, el citado medio catalán informaba en sus páginas de un cuarto puesto en las series que le permitió correr la final, abandonando en la carrera decisiva por indisposición cuando ocupaba la cuarta posición, a un paso de laque hubiera sido la primera medalla en unos Juegos Olímpicos del atletismo español. Sports Reference habla de un abandono en la décima vuelta de las series de 5.000 y la séptima plaza en la segunda serie del 10 mil.
Tras la participación hace un siglo de Diodoro Pons, el atletismo balear vivió un largo periodo de vacío en el panorama olímpico. Tuvieron que pasar 80 años para que un deportista adscrito a las islas regresara a unos Juegos. Fue Benjamín González (Madrid, 1958-Atxarte, Vizcaya, 2011), mallorquín de adopción que compitió en las series de 4x400 en Moscú 1980, repitiendo en Los Ángeles 1984, donde dobló en los 800 metros.
Veinte años después, el maratón fue el protagonista. En su recorrido original, con meta en el estadio Panathinaiko de Atenas, Dolores Pulido y Toni Peña firmaron una representación inédita hasta el momento: dos atletas baleares en una misma prueba en unos Juegos. A ellos se unió el vallista ibicenco Felipe Vivancos, semifinalista en los 110 metros y primer atleta masculino pitiuso en unos Juegos.
Recogió su testigo David Bustos, que en Londres 2012 vivió su bautismo en los 1.500 metros, donde cuatro años después, en Río 2016, firmaría el mejor resultado en unos Juegos del atletismo balear, con su séptima plaza en la final de 1.500 metros. El primer diploma llegaba en una cita en la que Caridad Jerez se erigía en la primera atleta nacida en Mallorca en ser olímpica (100 vallas). El último capítulo de una historia centenaria.
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