Para los anales quedarán el triunfo del campeón de Europa, el italiano Sonny Colbrelli (Bahrain Victorious), sus imágenes embarrado sobre la 'pelousse' del velódromo de Roubaix, un escenario que apenas alcanzaron 96 de los ciclistas que tomaron la salida 257'7 kilómetros atrás. Durante más de seis horas, bajo la lluvia y acumulando fango sobre sus cuerpos y bicicletas, los corredores hicieron más heróica una prueba que ensalzó su épica.
Apenas tres españoles, todos del Movistar Team, tomaron la salida. Y de ellos, dos alcanzaron la meta de Roubaix. El mejor fue el asturiano Iván García Cortina, un corredor moldeado para este tipo de gestas. Entró en el puesto 27, a 7:14 de Colbrelli, el belga Vermeersch (Lotto-Soudal) y el gran derrotado, el holandés Mathieu van der Poel (Alpecin Fenix), que completó un podio amargo para uno de los grandes favoritos.
El segundo español que sobrevivió al 'Infierno del Norte' es de Ses Salines. Un mallorquín que ya sabía lo que era correr la Roubaix júnior y al que le tocó vivir una de las ediciones más exigentes de una clásica que empezó a correrse el mismo año que se creó la Federació de Ciclisme de les Illes Balears, allá por 1896. Lluís Mas cerró la temporada con toda una prueba de resistencia y supervivencia. Acabó su primera París-Roubaix y escribió otra página para la historia del ciclismo mallorquín. Lo hizo en el puesto 95 de los 96 que traspasaron la meta, a 28:36 de Colbrelli y compañía. Pero lo importante era llegar y poder contar una carrera única. El tercero de la lista, Imanol Erviti, se retiró lesionado tras una caída.
«Llegar ya era una victoria», explica Lluís Mas, a punto de cumplir 32 años y con trece campañas como profesional a sus espaldas. «Y cuando llegamos, nada de ducha... ¡Karcher! (agua a presión) nos dieron antes de subir al bus para quitar lo más grueso», añadía el ciclista isleño, quien no escondía que había sido «toda una experiencia. Ha sido duro... La corrí hace años como júnior en seco y ya era exigente. Imagínate con estas condiciones», comenta el ciclista del Movistar, quien destaca que, «pese a la dureza, he disfrutado, pues es una carrera mágica», asegura Mas, que una semana antes disputó el Mundial de ruta y ha tenido un intenso final de temporada, coriendo en Portugal, Benelux, Getxo y los Campeonatos del Mundo.
Tras la Roubaix, Lluís baja la persiana al ejercicio 2021, en el que acaba contrato con un Movistar Team al que su buen final de curso parece haber convecido para contar con los servicios del 'saliner' más allá del 31 de diciembre próximo. Eso sí, en la memoria de Mas quedará una de las ediciones más duras que se recuerdan de la París-Roubaix, un 'Infierno' al que logró resistir y que podrá contar a las generaciones venideras.
1 comentario
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Vaig veure per tv sa prova i vaig disfrutar . Simplement IMPRESIONANT!! Per el fet d'acabar ja poden estar ben satisfets.