El piragüista mallorquín Sete Benavides posa en la mañana de ayer para este diario en las instalaciones de su club, el Náutico del Port de Pollença. | Fernando Fernández

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Su teléfono móvil no para de vibrar y recibir notificaciones. Y no deja de hacerlo desde la tarde del pasado viernes, cuando a través de Ultima Hora Sete Benavides se enteró oficialmente de la ratificación de su medalla de bronce olímpica en Londres 2012, en C1 200 metros, toda vez que el COI reasignó la clasificación de esa prueba, permitiendo tras el positivo por dopaje del lituano Shuklin -plata en aquella final- que Benavides escalara al tercer peldaño del podio. Nueve años tuvo que esperar desde aquella regata en Eton Dorney y poco más de dos desde que salió a la luz el positivo por turinabol de Shuklin. Desde ahí, se abrió un largo proceso de recursos por diferentes instancias que acabaron con el dibujo de un nuevo podio por parte de la Federación Internacional de Piragüismo (ICF) y el Comité Olímpico Internacional (COI).

Con ella, Sete Benavides se convertía en bronce olímpico, la primera medalla en unos Juegos para el piragüismo balear y la que hace 27 para los deportistas del archipiélago.
«Se ha hecho justicia, es una medalla que premia el juego limpio», refería feliz Sete, de 30 años y que este lunes regresó al trabajo con su entrenador, Kiko Martín, en el Real Club Náutico del Port de Pollença. Fue a cubierto, en el gimnasio y pendiente de su teléfono, en el que se acumulaban mensajes. «Más vale tarde que nunca. Hemos tenido que esperar, pero valió la pena. Sabía que tenía la razón, pero faltaba que fuera oficial. Al final, los que no hacen trampas acaban ganando», añadía el palista, que a su vez con el positivo de Shuklin añade otras dos medallas a su palmarés.

Recompensa

Y es que, además del bronce olímpico en Londres 2012, pasarán a ser suyos otros dos metales: los también bronces del Mundial de 2014 y del Europeo de 2013. «Ya tengo ganas de tocar y tener esa medalla en mis manos. De hecho, Ivan Sthyl -el palista ruso que la ganó y ahora pasa a ser plata- me ha enviado una foto y me dice que la tiene preparada para enviarla», confiesa Benavides, que pese a la «alegría» del momento, lamenta «y me sabe mal haberme quedado sin la foto en el podio y con todo lo que conllevan ese momento y consigo esa medalla. Pero nadie me va a privar de ella, queda para la historia y vamos a celebrarlo como toca», refiere Sete, que quiere «disfrutarlo con los míos y todos los que siempre han creído en nosotros. Hubo gente que se rió cuando iniciamos este proyecto hace años, pero aquí la tenemos, no íbamos de bromas», añadió.

Ayudas

El haber pasado un control antidopaje tras aquella final olímpica -cuyo reanálisis también fue negativo- agilizó el reconocimiento del bronce por parte de la ICF y el COI, pero ahora le espera otra carrera para poder obtener las becas y ayudas que le corresponden con este nuevo estatus. El premio por medalla y la baremación de las Becas ADO o las subvenciones del Govern, entre otras ayudas es otra labor que tiene sobre la mesa. «Ahora, tocará sentarse y hacer números, pero tanto el Govern como la Federación Española han mostrado buena predisposición», explica al respecto Sete, quien reitera que «todo esto compensa muchas cosas, pero allí me llevé un chasco muy grande, aunque ahora podré disfrutarla porque eran mis primeros Juegos y tenía muchas ilusiones», aseguró.

Ahora, Sete Benavides centra sus miras en volver a unos Juegos, tras ser cuarto en Río y no tener opción en Tokio. Junto a Toni Segura optará al C2 500 a las órdenes de su entrenador, Kiko Martín, quien también exhibía su felicidad al ver colmado un objetivo muy perseguido. «Es la culminación de un proyecto de muchos años. La espera fue larga, pero estábamos tranquilos, parecía que todo estaba bastante a favor nuestro», comentaba el técnico, para quien «el objetivo era llegar a unos Juegos y ganar una medalla. Y lo conseguimos», zanjó.