Es una referencia a la hora de hablar de natación en Argentina, pero las cosas del destino (y del deporte) le hicieron aterrizar en Mallorca como punto de partida de un ciclo olímpico que sueña con poder culminar en París 2024. Vicky Bardach (Córdoba, Argentina, 1992) cuenta con dos Juegos en su hoja de servicios (Río 20016 y Tokio 2020), además de un extenso historial internacional, con Mundiales y medallas en Juegos Panamericanos y Sudamericanos a sus espaldas.
De la mano de su pareja, el baloncestista internacional argentino Maxi Fjellerup (desde hace unos días nuevo jugador del Bàsquet Girona de Marc Gasol), llegó a Mallorca para acompañarle en su salto a Europa en las filas del Palmer Alma Mediterránea Palma, "un lugar precioso para vivir y entrenar", refiere Bardach, que se ha ejercitado estos meses a las órdenes de Rafa Huete con el grupo del CTEIB, en el que compartía piscina y sesiones de trabajo con otra ilustre como Melani Costa y el resto de jóvenes valores de la natación balear. "Me han hecho sentirme como en casa, tanto Rafa como las chicas, y la piscina exterior de Son Hugo es espectacular", comenta Vicky, multicampeona sudamericana en 400 estilos -su prueba estelar-, 200 mariposa y estilos o relevos.
"Aquí, lo que he valorado es la tranquilidad", explica Bardach, que compagina sus entrenamientos con su formación académica a distancia "ideal, más tras llegar hasta aquí, aunque los horarios a veces son un poco complicados... Pero vale la pena", prosigue la doble olímpica, el gran apoyo de Fjellerup en una campaña difícil para el Palmer Palma en la LEB Oro. A Son Moix ha acudido cada partido, y confiesa que "sufro, pero lo hago siempre más cuando compiten los demás que cuando lo hago yo", dice. Eso sí, en casa se intenta hablar de otras cosas que no sean el día a día, "aunque estamos aquí para apoyarnos mútuamente".
Hermana de medallista olímpica (Georgina, bronce en Atenas 2004 en 400 estilos), se toma "con calma" el objetivo de París 2024. Este invierno pretende "coger ritmo" para afrontar el tramo clave del ciclo, aunque tiene claro que "lo importante será quitarme presión de encima. La peor, es la que una misma se pone...", confiesa Vicky, que compara sus dos experiencias olímpicas desde los contrastes vividos. "En Río fue una fiesta, increíble... Ambiente, cerca de casa, compartiendo la experiencia junto a otros deportistas famosos de todo el mundo... Pero Tokio fue radicalmente diferente. Fue rarísimo todo, mucha tensión previa, sin público...", explica la nadadora internacional argentina, que recibió la llamada del potente Sabadell para la pasada Copa de España de clubes.
Seguidora incondicional de Rafael Nadal, Vicky (aunque su nombre es Virginia) mira al futuro con dos retos previos a París: el Campeonatos Sudamericano de 2022 y los Panamericanos de 2023. Dos retos que empezó a maquinar en Mallorca, una Isla que ha ido descubriendo "poco a poco y que cada vez me enamora más" y que le ha permitido cambiar de aires y vivir "una nueva experiencia que me está ayudando a crecer como persona".
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