Imagen de Aurora Sampol con el premio Vicente del Bosque en la nueva sede de la Fundación Mallorca Integra. | Jaume Morey

TW
0

El crecimiento y la labor de la Fundación Mallorca Integra recibió recientemente el premio Vicente del Bosque por su implicación en la Mallorca International Football Cup, un reconocimiento que reconoce una trayectoria plagada de compromiso con la diversidad funcional e intelectual. Aurora Sampol (Palma, 17-5-1975) analiza el camino recorrido y los desafíos de la fundación que codirige.       

¿Cómo nace la fundación?
—Nace hace cuatro años por la inquietud de un grupo formado por    Cati Miralles y Marcelo Scazziotta que nos movemos en el ámbito de lo social. Detectamos que hay muchas necesidades por cubrir y nos liamos la manta a la cabeza dentro de nuestra inconsciencia (ríe). Empezamos con 20 o 25 chavales jugando a fútbol y ahora contamos con 270 plazas ocupadas con cinco escuelas de fútbol, dos de básquet, tres de natación, dos de pádel y dos de baile. No sólo trabajamos a nivel deportivo porque somos culos inquietos y no tenemos tope.

¿Por qué apuestan por el deporte?
—Es la mejor y mayor herramienta para trabajar todo. Desde los hábitos de vida saludable, rutinas, psicología, a nivel cognitivo... El deporte aporta muchas cosas tanto en lo físico como en el plano de los valores. No queremos que compitan, queremos que disfruten y lo pasen bien, que no sientan la frustración del que no juega. Lo curioso es que dentro del grupo tan grande que tenemos con muchos tipos de diversidad y grados se complementan muy bien y es increíble comprobar la relación que han formado. Creo que hay mucha comprensión y una aceptación de las limitaciones y habilidades que resulta muy positiva.

¿Dónde y cómo trabajan?
—Estamos en instalaciones de Palma como Germans Escalas, Sant Ferran y del colegio del Rafal y hay entrenammientos cada día en las diferentes modalidades. La última que hemos incorporado ha sido el baile y está resultando un éxito porque les encanta y da igual las edades. Hemos empezado con chicos más perqueños y en actividades multitdeportivas tenemos participantes de diez años. Abarcamos desde esas edades en adelante porque hemos empezado a trabajar también con la tercera edad. Mucha gente mayor se quedó sin lugares a los que acudir con la pandemia y vimos una necesidad a la que hemos procurado dar una respuesta.   

¿Qué planes de futuro tienen?
—En septiembre vamos a ampliar el proyecto para la tercera edad pasando de seis a 12 grupos para hacer deporte en los parques. Y tenemos un proyectazo de sensibilización sobre diversidad funcional intelectual y física que consistirá en visitas de colegios y charlas para la población en general que contará con un crack como Xavi Torres como referente. En nuestra nueva sede dispondremos de un espacio para esta actividad que creemos que será un éxito.

¿Qué demanda la gente con necesidades especiales?
—Un entorno en el que estén a gusto, un sitio en el que hacer deporte y actividades con gente con la que se sientan bien. Hemos crecido mucho y realmente el deporte engancha mucho, pero el tema de la socialización es super importante. Encontrar gente con la que hablar y estar a gusto no es fácil.

¿Y ustedes que les piden a las instituciones?
—Necesitamos más facilidades para poder acceder a las instalaciones porque las fundaciones siempre somos las últimas de la lista. Nos hace falta espacio y no se nos tiene en cuenta.

¿Cómo se financian?
—Nos presentamos a las convocatorias de subvenciones públicas que encajan en lo que hacemos y con apoyo de la empresa privada.

¿Todos los proyectos pasan por conseguir más dinero?
—No, pasan por querer hacerlos. Tenemos la mala costumbre o la inconsciencia de empezar con actividades que vemos necesarias. Los ponemos en marcha y cuando funcionan miramos que convocatoria nos pueden cubrir o quien nos puede echar una mano. No hemos tenido mal ojo porque puliendo algunos proyectos lo que se nos ha ocurrido ha funcionado.

Pocos trabajos le ofrecen un retorno tan positivo ¿verdad?
—Ningún trabajo te devuelve tanto como este. Al principio existe un poco de miedo por no saber cómo tratar según qué aspectos, pero todo el mundo te pone las cosas muy fáciles. A veces digo que pagaría por venir a trabajar porque el retorno que tenemos con los chicos es brutal.