Imagen del podio final del Giro del Emilia con Tadej Pogacar, el ganador Enric Mas y el tercer clasificado Pozzovivo. | Massimo Fulgenzi / SprintCycling

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Enric Mas lleva un tiempo sin quitarse la sonrisa de la cara. El ciclista de Artà, que parecía tocar fondo una vez archivado el Tour de Francia, ha rodado en dirección ascendente desde entonces y parece dispuesto a cerrar la temporada a lo grande. Emergió La Vuelta, donde solo fue superado por el belga Remco Evenepoel y empezó a trazar una línea que ha subrayado estos días en Italia.

«He hecho unos cuantos entrenos buenos tras La Vuelta y sabía que llegaba bien. En la Coppa Agostoni pasé muchísimo frío y no pude dar lo mejor de mí. Alejandro (Valverde) estaba ahí, luchó hasta el final y este sábado he podido rematar yo», explicaba el mallorquín después de imponerse en un mágico final a uno de los mejores corredores del planeta: «Todo el mundo sabe quién es Tadej Pogacar, para mí es una gran satisfacción poder haber ganado en un ataque en el que él estaba», ha añadido.

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Mas reconoce que ha tenido que trabajar muy duro para escapar de la espiral en la que se había metido después de irse varias ces al suelo. «Ha sido un año difícil porque a principio de temporada tuve bastantes caídas y la desconfianza me vino encima», admite. «Por suerte, después del Tour hicimos un reset que ha sido muy positivo y ahora aquí estamos, bastante bien y con mucha confianza».

El ciclista del Movistar Team ya tiene otro reto en el horizonte, el último monumento del curso 2022: «Lombardía son 60 kilómetros más y sabemos que a Alejandro este tipo de clásicas le vienen muy bien. Hoy era hoy. Hemos podido conseguir la victoria, ahora viene Tre Valli y otras clásicas, donde esperemos poder luchar también, y Lombardía, que será el gran objetivo de este final de temporada».