Después de la frustración de un 2022 para olvidar con sendas descalificaciones por marcha irregular en el Mundial de Eugene y el Europeo de Múnich, María Pérez vivió un punto de inflexión que, junto con su entrenador, Jacinto Garzón, la llevó a hacer algunos cambios en su manera de marchar.
Con menos fuerza y más técnica, la marchadora granadina comenzó a trabajar un apoyo que llegase antes al suelo, absorbiendo el impacto de los pasos con el tronco y no haciendo tantas oscilaciones en el tren superior. Concentrada al máximo para este año, el éxito de esos cambios comenzaron a verse el pasado mes de mayo, cuando en el Europeo por países, en Podebrady (República Checa), ganó la carrera y batió la plusmarca mundial de 35 kilómetros con 2h37:15.
Tres meses después, en otra ciudad del corazón de Europa, en Budapest, María Pérez volvió a sonreír con un triunfo incontestable en los 20 kilómetros marcha del Mundial. Fue la recompensa a una espartana rutina de trabajo, coronada las últimas semanas a 1.800 metros sobre el nivel del mar, en Font Romeu, en los Pirineos. Anteriormente, también estuvo en Sierra Nevada.
La española salió muy concienciada a la carrera en Budapest. Desde el principio estuvo en el grupo de cabeza que hasta pasado el ecuador de la prueba estuvo formado por otras siete atletas, la australiana Jemina Montag, la italiana Antonella Palmisano, las chinas Jiayu Yang y Zhenxia Ma, la mexicana Alegna González, la peruana Kimberly García León y la ecuatoriana Glenda Morejón.
Pasado el kilómetro quince, María Pérez, con sus 1,58 metros de altura, cambió el ritmo sin mirar atrás y henchida de confianza se puso primera. Solo la siguió Jemina Montag, que, poco a poco, vio como la marchadora de Orce, un pueblo granadino de poco más de mil habitantes, se marchaba en solitario. María llegó a meta en solitario y afrontó los últimos metros con una sonrisa en los labios, portando la bandera española y celebrando su triunfo casi andando dada la ventaja con sus perseguidoras.
«María es una persona emocional. Esto es el triunfo de la España despoblada, de esos pueblos donde es muy difícil salir adelante», declaró en la meta su entrenador, Jacinto Garzón, que sacó del bolsillo de su pantalón una estampita de Santa Teresa de Jesús a la que se encomendó para la carrera.
Jacinto Garzón es una de esas personas que forman el núcleo duro de María Pérez. Otras son el experto en nutrición y fisiología Jesús Rodríguez Huerta o el entrenador Paco Mulas, así como los exmarchadores profesionales Jesús Ángel García Bragado y Josep Marín, consejeros siempre que la ocasión lo requiere. También algunos de los investigadores de la Universidad de Granada que se han puesto a disposición de su paisana para hacerla mejorar y llevarla a las cotas más altas del rendimiento atlético.
KIMBERLY, SIN PODIO
La peruana Kimberly García León, que el año pasado se coronó por partida doble reina de la marcha en el Mundial de Eugene en los 20 y 35 kilómetros marcha, llegó a la cita como principal favorita, también avalada por su recien estrenada plusmarca personal en los 20 kilómetros marcha (1h26:40), en junio en La Coruña (España), mejorando en dieciocho segundos el tiempo que le permitió lograr el oro en Eugene. La pupila del ecuatoriano Andrés Chocho sufrió mucho en los kilómetros finales y al final entró en meta cuarta, a 41 segundos de la española.
El podio lo completaron la australiana Jemina Montag, segunda, y la italiana Antonella Palmisano, campeona olímpica en Tokio 2020. Entre las diez primeras también finalizaron la mexicana Alegna González, quinta, que repitió su puesto de los Juegos de Tokio; la ecuatoriana Glenda Morejón, sexta, y la brasileña Viviane Lyra, novena. La otra española en competición, Antia Chamosa, concluyó en el puesto 29 con 1h34:20.
2 comentarios
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Es de un pueblecito ORCE ( Granada )
👏👏👏👏👏👏👏