Sete Benavides, emocionado en su despedida, junto a su entrenador, Kiko Martín. | Miquel Àngel Cañellas

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«Me retiro porque no tengo esa motivación, esas ganas para seguir adelante». Así iniciaba su emocionado relato Sete Benavides. El primer medallista olímpico del piragüismo balear y el deportista que marcó un punto de inflexión para este deporte en las islas a escala internacional anunciaba su retirada del alto nivel y de la competición con 33 años, dejando tras de sí una huella humana y deportiva irrepetible y que ha servido para ubicar al Real Club Náutico del Port de Pollença entre la vanguardia de la canoa.

Acompañado de familiares, amigos, compañeros, su inseparable entrenador, Kiko Martín, directivos, socios y amigos del RCNPP -llamó la atención la ausencia de representantes de Govern o Consell de Mallorca- Benavides, bronce en C1 200 metros en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, cuarto en Río 2016 y ganador de una decena de medallas entre Campeonatos del Mundo, de Europa y Juegos Europeos, además de otra larga lista en Copas del Mundo y Campeonatos de España, comparecía para desgranar los motivos de su adiós.

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Benavides, emocionado durante el acto. Foto: Miquel Àngel Cañellas

Pese a su permanente buen humor, la emoción del momento embargó a Benavides, nervioso ante el anuncio «de dejar el deporte que me lo ha dado todo en esta vida». Esa ausencia de motivaciones le llevó «a dar un paso al costado, que es lo mejor cuando llega ese momento para que entren las nuevas generaciones», explicaba ante un público entre el que se encontraban los mejores especialistas en canoa españoles, como Antía Jácome, María Corbera, Tano García, Pablo Martínez o su compañero Joan Toni Moreno y otros piragüistas del club e internacionales como la chilena María José Mailliard.

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Sete Benavides, junto a sus familiares. Foto: Miquel Àngel Cañellas

«Me despido dando las gracias a todos por apoyarme y hacerme mejor deportista y persona», añadía Sete, que tuvo especial recuerdo hacia su familia y sobre sus inicios, señaló a su madre «que estaba harta de aguantarnos en casa a mí y mis hermanos, nos trajo aquí y han pasado ya veinte años...», bromeaba, a la vez que rememoraba aquellos inicios «en los que soñábamos con ser campeones de Europa o del mundo y olímpicos. Nos creíamos David Cal... y con trabajo duro, ese día llegó tras mucho trabajo junto a Kiko (Martín)». El papel del Real Club Náutico del Port de Pollença, «que ha creído siempre en nosotros» ha sido otro de los puntales a la hora de relanzar «a un chico que regresaba de Galicia, soñaba con ir a unos Juegos Olímpicos y creyeron en él», añadía.

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Kiko Martín, entrenador de Sete, durante el acto. Foto: Miquel Àngel Cañellas

Los patrocinadores y las instituciones o la Federación Balear de Piragüismo también recibieron el agradecimiento de Sete Benavides, antes de poner sobre la mesa el recuerdo de Londres 2012 «el mejor viaje que recuerdo, porque estaban mi familia, amigos... fue una experiencia». Unos Juegos en los que acabó logrando el bronce -fue cuarto inicialmente- por la reasignación de medallas tras el dopaje del lituano Shuklin. «Me robaron el momento del podio olímpico, pero me quedo con todo lo que he vivido, los amigos y las personas que he conocido a lo largo del camino», destacaba el palista.

Sete no puede entenderse sin su entrenador, Kiko Martín. «Tengo la culpa de que él tenga menos pelo, y él la de que yo tenga más canas... Es trabajador, cree en la gente y, sinceramente Kiko, me alegró de haberme encontrado contigo. Eres el mejor entrenador con el que me he cruzado», le espetó a su preparador y actual responsable del equipo español de canoa, con base en Mallorca desde hace meses.

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Imagen de la sala en la que compareció. Foto: Miquel Àngel Cañellas

Acompañado, además de por Kiko Martín, por su hermana Victoria -directiva del RCNPP- y Xavi Marroig, en representación de la territorial de piragüismo, Sete recalcó que «se acaba una etapa, pero empieza una nueva ilusionante» en la que cambiará su faceta como deportista por la de técnico, a las órdenes de su inseparable entrenador de toda la vida.

Le queda no verse en un podio olímpico «como una espinita, es una pena no saber lo que se siente, aunque tengo la medalla y espero que casos como el que me ha afectado a mí sirvan para que haya más controles antidopaje y se penalice más a los tramposos porque a mí me robaron ese momento y no volverá...», lamentaba el múltiple medallista internacional, quien recordaba la evolución del club y la canoa a consecuencia de sus primeros grandes éxitos en Europeos y Mundiales, allá por 2011 y 2012, «elevando con Kiko la canoa a un nivel impensable años atrás».

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Benavides, sonriente al finalizar el acto. Foto: Miquel Àngel Cañellas

Ante un momento lleno de emotividad, confesaba Sete que «únicamente lloré el día que fui cuarto en Londres 2012... y hoy», en referencia a las lágrimas que se le escaparon durante su intervención, a la que se sumó Kiko Martín, su entrenador, valedor, confesor, amigo y compañero de viaje durante todos estos años. «La decisión es suya, dice que ha perdido la motivación, pero creo que 3 o 4 años más nos habría dado, pero ya era difícil».

El técnico recordaba que «empezamos de la nada y hemos vivido intensamente este recorrido, luchándolo todo. No nos han regalado nada y esto nos ha servido para crecer a ambos, viviendo momentos muy bonitos», aunque otros con un toque de amargura en el fondo «como cuando nos concedieron la medalla de Londres. Le quitaron el podio, eran sus primeros Juegos, con mucha gente y hubiera sido grande, muy grande», valorando «la humildad» de un deportista que fue clave para el salto de calidad del piragüismo en Balears y en España.