La crisis que sacude desde hace meses los despachos del Mallorca ha empezado a filtrarse en el vestuario. El equipo balear sigue aposentado en los puestos continentales (no se ha apartado de ellos en toda la temporada), pero sus número han sufrido un bajón importante en las últimas jornadas, en las que ha cedido tres derrotas en cuartro partidos. Al margen de la caída ante el Sevilla del sábado (1-3), que entraba en los planes previstos a principios de temporada, lo preocupante es que la escuadra isleña ha ido dilapidando su crédito a domicilio y ante rivales de talla inferior. Y es que, una vez acorazado el objetivo de la permanencia, los bermellones parecen haber bajado un poco los brazos, que se han dejado llevar. Si a todo eso se le unen las continuas polémicas originadas por Gregorio Manzano a través de sus declaraciones, el ambiente vuelve a enturbiarse más de lo normal.
PRECONCURSO
Los problemas institucionales del Mallorca se han ido acentuando en los últimos tiempos. La presencia de los Martí Mingarro sobre el puente de mando del club provocó todo tipo de enfrentamientos entre los diversos estamentos de la entidad y aunque los ánimos se suavizaron a mediados de noviembre con el regreso de Mateu Alemany, las dificultades económicas han vuelto a salir a flote para anunciar un futuro lleno de nubarrones. El pasado 3 de febrero, la SAD registró su insolvencia en el Decanato Civil de sa Gerreria y entró en fase preconcursal, lo que activó oficialmente todas las alarmas y ayudó a calibrar la gravedad del asunto. Antes de esa fecha, el Mallorca ya había expuesto algunos síntomas de flaqueza (venía de empatar en Cornellà, de caer en la Copa y de perder frente al colista en Chapín), pero la bajada de tensión en la parcela deportiva ha seguido aumentando. Los rojillos sacaron adelante con muchos problemas el compromiso ante el Villarreal y han encadenado, por primera vez en la temporada, dos fracasos consecutivos.
BAJA FORMA
La ausencia de buenos resultados ha coincidido con el peor momento del curso en algunos jugadores. Concretamente, con el de los que forman la columna vertebral del Mallorca, los mismos que a su vez redactaron la mejor primera vuelta en la historia del club en Primera. El cansancio acumulado durante la primera mitad del ejercicio y sobre todo durante el mes de enero (la plantilla apenas disfrutó de días de descanso por culpa de la Copa del Rey), han recortado el rendimiento de algunos efectivos fundamentales para la rutina del vestuario. Aouate ha cometido sus primeros errores vestido de rojo; Borja Valero, clave en el primer tiempo ante el Sevilla, no anda tan fino como en los últimos meses de 2009 y a Aritz Aduriz, todavía máximo artillero del conjunto isleño, se le han cerrado las puertas de los equipos rivales. Jugadores como Julio Àlvarez bajan de nivel cuando salen de Son Moix y a otros se les sigue esperando desde el principio de campaña. Afortunadamente, todavía hay tiempo de reengancharse a la buena dinámica.
PROBLEMAS ATRÀS
Es verdad que el Mallorca ha perdido munición en el área contraria, aunque la mayoría de sus males recientes proceden de su propia defensa, que ha ido perdiendo gas a medida que se le retiraban hojas al calendario. Aouate personifica uno de los mejores ejemplos con su actuación ante el Sevilla, pero no es el único. Ramis parece desubicado desde que se recuperó de su lesión y desde que se especuló con su traspaso al fútbol escocés (en Tenerife firmó varios errores de bulto y ante el Sevilla se autoexpulsó de manera innecesaria) y aunque otros como Josemi han mejorado sus prestaciones, los réditos colectivos han empequeñecido. En diez partidos en casa se habían encajado tres goles, los mismos que ante el Sevilla.
DESPLAZAMIENTOS
El principal obstáculo que ha encontrado el Mallorca en su progresión son las diferencias que refleja su fútbol como local y como visitante. Hasta la irrupción en Son Moix del primero de los grandes de la Liga, el Sevilla, el estadio del Camí dels Reis era algo así como un búnker en el que habían caído, de forma consecutiva, Xerez, Tenerife, Valladolid, Getafe, Racing, Almería, Zaragoza, Athletic, Deportivo y Villarreal. Todas esas alegrías han mantenido hasta ahora al conjunto balear sobre el suelo europeo, aunque sus números a domicilio están en el otro extremo. Curiosamente, sus mayores botines los ha cosechado en los peores escenarios posibles. Ganó en Pamplona (donde no lo había hecho nunca), empató a la heroica en el Vicente Calderón e hizo lo propio ante Villarreal, Valencia y Espanyol. Sin embargo, los patinazos más dolorosos los protagonizó en Chapín y el Heliodoro Rodríguez, ante conjuntos que estaban hundidos en posiciones de descenso. Las próximas salidas llevarán a los isleños a Valladolid, Getafe y Santander. ¿Habrá cambio de rumbo?
ADIÓS A LA COPA
La eliminación de la Copa del Rey es otro de los factores que han contribuido a que el Mallorca descendiera algunos peldaños. A priori, el conjunto rojillo tenía una cita accesible con el Getafe, pero el conjunto madrileño le sorprendió en Son Moix (1-2) y aunque en la vuelta lo puso todo sobre la mesa para darle la vuelta (0-1), desperdició una buen ocasión para pelear por el título. El adiós afectó a la moral del grupo, que sólo ha vuelto a ser el mismo a ratos.
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