ATLÉTICO DE MADRID 1
Mallorca: Aouate; Mattioni, Rubén, Ramis, Corrales; Julio Alvarez, Mario Suárez, Borja Valero (Martí, min. 85), Castro; Víctor (Keita, min. 80) y Aduriz (Webó, min. 73).
Atlético de Madrid: De Gea; Valera, Perea, Domínguez (Juanito, min. 46), Antonio López; Assuncao (Camacho. min. 88), Ibrahima (Salvio, min. 56); Reyes, Raúl García, Jurado y Forlán.
Goles:
1-0, min. 10: Víctor Casadesús regatea en el área y marca con un disparo ajustado al palo;
1-1, min. 23: Forlán, a pase de Jurado;
2-1, min. 27: Aduriz, de cabeza, bate a De Gea;
3-1, min. 85: Perea, en propia puerta;
4-1, min. 90: Mattioni engancha una gran volea desde fuera del área.
Àrbitro: Turienzo Alvarez (Colegio Castellano-leonés). Expulsó por doble amonestación a Raúl García (min. 55). Amonestó a Domínguez y Borja Valero.
Con la Liga consumiéndose y la franja europea de la tabla convertida en un polvorín, el Mallorca ha decidido soltarse la melena. Sigue sin tocar techo el equipo balear, que ayer, instalado frente an nuevo cruce de caminos, volcó todo su fútbol sobre el mantel con la única intención de subir otra planta. Los bermellones, pese a llegar a la cita marcados por el gazapo de Getafe, convirtieron en un muñeco al Atlético de Madrid y cautivaron al público de Son Moix con una exposición de recursos que merece permanecer archivada en la videoteca del club. El conjunto isleño ha vuelto a plantar los pies en el territorio Champions y si ahora es capaz de rectificar el rumbo como forastero puede que acabe convirtiendo el enclave actual en su hábitat natural (4-1).
Inspirado en el guión con el que aplastó al Sporting, el Mallorca amplió el álbum de las exhibiciones a costa de un Atlético deplorable que vivió en todo momento en el subsuelo del partido. Los de Manzano, que se negaron a concederle un solo honor a su invitado, enchufaron la trituradora en el prólogo y a base de juego y muy buenas maneras se llevaron por delante al equipo de Quique, que de no ser por la pujanza de De Gea se hubiera vuelto a Madrid con un marcador escandaloso en la maleta.
El encuentro nació entre la bruma para el Atlético, que perdió la brújula en el calentamiento. Thiago, con unas molestias en los isquiotibiales, se cayó del once del once visitante y dejó descubierto el centro del campo colchonero. En cualquier caso y según lo visto después, es probable que ni con el portugués sobre el tapete los rojiblancos hubieran podido contener el caudal ofensivo de los rojillos, imponentes de principio a fin.
El Mallorca lo aprovechó y descorchó el enfrentamiento metiendo al Atlético en la madriguera. Con Castro, Julio y Mattioni ensanchando el campo y Víctor y Aduriz desquiciando a una de las defensas más irregulares de la Liga, la escuadra balear redactó una primera media hora excelsa que levantó al público de sus asientos en varias ocasiones.
El primero en alzar la voz fue Víctor. El canterano, empeñado en celebrar por todo lo alto sus primeros cien partidos entre los grandes, reescribió las mejores páginas de su catálogo y empezó a vaciar el cargador a los nueve minutos, justo después de que el Chori se burlase de Perea. Tras los rechaces posteriores, el de Algaida acribilló por bajo a De Gea y encarriló la goleada.
El marcador debió engordarse a continuación, pero los reflejos del meta atlético mantuvieron el suspense y permitieron a los del Manzanares sobrevivir al bombardeo. En esa fase, Mattioni se reivindicó con una carrera prodigiosa y acentuó la pobreza rojiblanca, únicamente amortiguada por alguna que otra aparición de un Jurado condenado a caminar pegado a la línea. Pese a todo, la formación de Quique encontró oro en un centro-chut del gaditano que desvió Forlán (minuto 25). El gol fue un pequeño oasis para el Atleti, aunque el propio argumento del choque lo volvió a poner todo en su sitio después de que Víctor conectase con Aduriz y el vasco mitigase su sequía goleadora (minuto 27).
Posibilidades
El Atlético, que volvió a cobrar vida después con un error de Rubén que corrigió Aouate, se fue vivo al descanso y pensando que tendría opciones, aunque se encontró con otro recibimiento hostil en el segundo tiempo. Sobre todo, después de la absurda expulsión de Raúl García, que provocó que algunos de los tramos posteriores se resolvieran a modo de rondo.
El Mallorca era el propietario único del partido y pese a que Forlán lanzó un tímido aviso con un contragolpe que mandó al limbo, los bermellones seguían siendo infinitamente mejores. Manzano removió el banquillo y sus cambios, que sorprendieron al Atlético en una depresión bestial, le dieron al grupo el empujón necesario para seguir soñando y ayudaron a clausurar una de las mayores fiestas a las que ha asistido esta temporada el ONO Estadi. Perea echó el candado con un tanto en propia puerta y Mattioni disparó los fuegos de artificio con uno de los goles más bellos del año. De lujo. De Champions.
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