La historia del Real Mallorca en la nobleza del fútbol español comienza en Jaume Rosselló Pascual (Binissalem, 1921). Presidente de honor perpetuo del club balear, este empresario de éxito, creador de un imperio textil y forjado a sí mismo, obró el milagro de conducir a un modesto club de Tercera a Primera División en apenas dos años. A las puertas de su 90 cumpleaños, su memoria es prodigiosa cuando se trata de revivir su etapa como presidente del Mallorca, un libro que abrió en julio de 1956 con el club en Tercera y un déficit de 35.000 pesetas «una barbaridad en aquella época», y que cerró en 1963 dejando al equipo en la máxima categoría -llegó incluso a liderar la Primera División en las primeras jornadas de aquella temporada- y 200.000 pesetas en la caja. «Cogí al Mallorca pobre y lo dejé rico».
Sin poder fichar
Rosselló, que será uno de los protagonistas en la gala del próximo viernes en el Teatro Príncipal en la que se rendirá homenaje a los héroes del ascenso, recuerda con añoranza sus primeros pasos en el club: «Por culpa de la deuda, no se nos permitía fichar jugadores de fuera. Sólo mallorquines. Empezamos haciendo liguillas para promocionar pero nos eliminaron y, tres años después, tan sólo tenía dos jugadores porque quería empezar desde cero. Como la deuda estaba cancelada, ya podíamos pensar en fichajes».
El presidente también rememora con nostalgia aquel 17 de abril de 1960. «Se pudo cumplir mi gran sueño. Ganamos en el campo del Levante (1-2) y ascendimos por la derrota del Córdoba ante el San Fernando. De aqul día no recuerdo demasiado porque estaba muy nervioso. Lo más grande fue, sin duda, el recibimiento. Nunca vi tantas personas juntas como aquel día. Cuando llegamos al Muelle, en aquella época los desplazamientos eran en barco, nos esperaban más de 50.000 personas con el alcalde Juan Massanet al frente, en la escalerilla del barco. Toda la ciudad estaba en la calle. Desde allí a Cort, los seguidores portaron a hombros a los protagonistas. Las calles estaban abarrotadas. Incluso a la entrada del puerto, había pescadores lanzando cohetes. Fue una apoteosis que, al recordarla, todavía me pone los pelos de punta. Guardo muy buenos recuerdos de aquella época».
El presidente vitalicio del Mallorca contaba entonces con apenas 39 años y vivía a gran ritmo: «No volvería a hacer lo que hice porque yo mismo me diría loco. Aparte del Mallorca, tenía mi negocio, que no podía abandonar. Pero el esfuerzo valió la pena. Disfruté mucho de alcanzar el objetivo, que era la Primera División. Fue una cosa nunca vista en Mallorca y creo que por eso se recuerda con cariño. En aquel entonces no habían visto ningún equipo de Primera. Sólo el Real Madrid, al que había conseguido traer para disputar un partido amistoso. A raíz de ese encuentro y de los tres días que pasé junto a Santiago Bernabéu, mostrándole los encantos de la Isla, labramos una gran amistad que motivaron posteriormente el fichaje de Juan Carlos Lorenzo, por recomendación expresa de Alfredo Di Stéfano. Fue el punto de arranque del ascenso».
Jaume Rosselló quiso recordar a los protagonistas de aquel ascenso que desgraciadamente ya han fallecido. «Diez jugadores y 16 directivos, lamentablemente, ya no están entre nosotros. Quedamos tres directivo, José María Lafuente, José Pons Llabrés y yo. Y quería enviar un pésame a los familiares porque eran grandes personas».
«El recibimiento fue apoteósico»
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