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Los administradores concursales del Mallorca han mandado a Nando Pons de vacaciones ante la imposibilidad de resolver a corto plazo su situación en el club. El todavía director deportivo, que no continuará en la entidad tras el cambio de propiedad, llevaba varios días «atrincherado» en su despacho de Son Moix y sus únicos movimientos estaban basados en intentar torpedear la gestión de la sociedad anónima deportiva.
Pons, que cuenta con un contrato privilegiado gracias al blindaje que le ofreció en su día Vicenç Grande, se niega a abandonar el Mallorca y la única salida que ha planteado incluye una indemnización millonaria que ahora mismo, teniendo en cuenta la crítica situación del club, resulta absolutamente inasumible.
Los administradores concursales han intentado reunirse con los abogados de Pons para desbloquear el asunto y zanjar la relación entre ambas partes y no sólo ha resultado imposible, sino que el director deportivo ha seguido entorpeciendo la labor de los gestores actuales. Sin embargo, Nando Pons no cuenta con demasiadas alternativas y sabe que está condenado a dejar Son Moix por la puerta de emergencia. De hecho, es bastante problable que ya ni siquiera regrese al que ha sido su lugar de trabajo durante los últimos años.
Otra mala noticia para Pons, uno de los profesionales que más han contribuido en los últimos tiempos a la escala salarial que ha condenado al Mallorca, es que los administradores aplicarán el carácter retroactivo de la Ley Concursal. Eso le obligará a devolver el millón de euros que le regaló Vicenç Grande, poco antes de su marcha y en plena decadencia de la entidad, para agradecerle la venta de Dani Güiza (Pichichi de la Liga en la temporada 2007-08 con 27 goles) al Fenerbahce turco.
El trayecto de Pons, que ha consumido los últimos días apoyado en la complicidad de Paco Navarrete, está a punto de superar su fecha de caducidad.