Decía Michael Laudrup la semana pasada, coincidiendo con la presentación de Fernando Cavenaghi, que a partir de ayer empezaría a «estar más tranquilo». Se refería el de Copenhague a la posibilidad de que algún otro club le arrebatase a uno de sus pilares, a alguno de esos efectivos llamados a nivelar la media de edad del vestuario, sensiblemente reducida con la aparición de los canteranos y el regreso de los cedidos. Aouate, Nunes, Ramis o Castro, consolidados ya en la pizarra rojilla, seguirán a sus órdenes los próximos meses y ayudarán a que la transición hacia el nuevo modelo resulte mucho menos traumática.
A pesar de los problemas económicos del club y de la austera política de gastos impuesta por la nueva propiedad, Laudrup cuenta con un fondo de armario interesante. Y sobre el papel, parece más que suficiente para echarle el lazo a la permanencia sin demasiados problemas o levantar el campamento en la mitad superior de la clasificación.
Las numerosas bajas que han sacudido al plantel mallorquinista (catorce si se contabilizan las del resto de jugadores que había repartidos por distintos equipos de Segunda División) se han cubierto con la llegada de diez caras nuevas por las que tampoco ha sido necesario abonar ni un solo euro en concepto de traspaso. En ese sentido, las novedades más llamativas son los fichajes de Jonathan De Guzman, que llegó libre después de desvincularse del Feyenoord, y Fernando Cavenaghi, que jugará en el Iberostar Estadio hasta el final del ejercicio cedido por el Girondins de Burdeos. Junto al holandés y el argentino destacan dos brasileños procedentes del Bunyodkor uzbeko, Edson Ramos Ratinho y Joao Victor, que continuarán en el grupo después de convencer a Laudrup durante la última fase de la pretemporada. El primero será el complemento de Pau Cendrós en el lateral derecho de la defensa y el segundo ampliará la gama de opciones del técnico en el círculo central. En cualquier caso, se erigen en las dos principales incógnitas del proyecto y están todavía a la espera del tránsfer internacional que les permita exponer su juego en los campos de la liga española. Tras ellos vienen los cedidos y los canteranos, una inyección de juventud para el vestuario y un estímulo importante para la grada.
El undécimo refuerzo podría ser Pierre Webó, que tiene ganas de demostrar muchas cosas en esta primera parte de la campaña. Aunque el club pretendía que se marchara, no alcanzó ningún acuerdo y él está ansioso por aclarar que tiene sitio en el proyecto.
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Sin grandes (ni pequeños) derroches esta plantilla profesional del Real Mallorca (con juventud a raudales), con dos jugadores por puesto, me parece acorde con la precaria situación económica de la entidad decana del balompié balear. Incluso si Pierre Webó (que sufre mucho) recupera la ilusión y las ganas de destacar, conjuntamente con Cavenaghi, Castro, Nsue, Víctor y Enrich, pueden saciar la sed de gol que tienen los aficionados que aman por encima de todos los avatares a su Mallorqueta. La retaguardia. con Aouate y Nunes de estelares, son toda una garantía. El centro del campo, desde donde se elabora el jogo bonito, vamos a ver si da la talla y conquista su esplendor de la época del inolvidable Ibagaza, que marcó estilo inconfundible. Este Mallorca, con un entrenador mediático (Michael Laudrup), muy querido por la prensa, debe situarse entre el sexto y el duodécimo lugar de la tabla clasificatoria. Esta temporada 2010-11 es la de la consolidación de una nueva manera de interpretar la partitura, con nueva batuta, orden y concierto, de este apasionante deporte rey, ajustando ingresos y gastos. Aritmética que busca la exactitud numérica del presupuesto que tiene que cuadrar, que es también un ejercicio con intrigas y misterios milagrosos de como se ha podido lograr.