Tejera y Martí, ayer, con la tarta de cumpleaños y la camiseta conmemorativa de sus 100 partidos con el Mallorca.

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Cuando Sergio Tejera Rodríguez (Barcelona, 1990) vio por primera vez la luz en una clínica catalana, Pep Lluís Martí Soler (Palma, 1975) ya llevaba un año en las categorías inferiores del Real Mallorca. Separados por tres lustros y unidos por el mismo escudo, los dos centrocampistas se citaron ayer en las instalaciones de la Ciudad Deportiva Antonio Asensio para escenificar un relevo generacional.

Tejera, el benjamín del vestuario bermellón -el mes que viene cumple 21 años- quiso sumarse a las celebraciones por el trigésimo sexto cumpleaños de Martí. El catalán apareció por sorpresa para entregarle una tarta de parte del club y de sus compañeros.

Presente y futuro

Sergio y Pep Lluís representan el presente y el futuro del Real Mallorca. El primero, debutante en la pasarela mediática de la Liga en la presente temporada, está cuajando un notable tramo final de campeonato y se ha convertido en uno de los jugadores indiscutibles para Michael Laudrup. Lamentablemente, el próximo domingo causará baja por acumulación de amonestaciones.

El segundo, a sus 36 años, se encuentra en uno de los momentos más dulces de su dilatada carrera deportiva. Las felicitaciones por su cumpleaños se antojan como el preludio de una semana redonda, ya que frente al Racing de Santander, Martí puede disputar su partido 100 en Liga con la camiseta mallorquinistas, convirtiéndose en el séptimo isleño centenario en la historia de la entidad.

Desde los 14 años en el club balear, Martí está saboreando en esta segunda etapa la continuidad y regularidad que no gozó en la primera. Se estrenó en la máxima categoría hace ahora 11 años, en un Mallorca-Alavés (2-0) de la mano de Fernando Vázquez. Fue un paso efímero, ya que sólo disputó un par de minutos en sustitución de Samuel Etoo y no volvió a jugar más.

Posteriormente emigró a Tenerife -ascendió a Primera de la mano de Rafa Benítez- para dar el salto al Sevilla, donde alcanzó sus mayores éxitos. Capitán de uno de los mejores Sevilla de toda la historia, conquistó 2 Copas de la UEFA, 1 Supercopa europea, 1 Copa y otra Supercopa de España. Con la casaca sevillista disputó más de 200 partidos oficiales y se convirtió en uno de los ídolos de la hinchada.

Después de una cesión a la Real Sociedad, en el verano de 2008, con 33 años, regresó a la Isla. De inmediato se adueñó de los mandos en la sala de máquinas y, tanto con Gregorio Manzano como con Michael Laudrup, Martí se ha convertido en una pieza básica en la pizarra mallorquinista. Es la prolongación del entrenador sobre el terreno de juego. Su regularidad es notable, ya que en apenas tres temporadas, ya divisa un umbral solo para los elegidos.

En la campaña de su retorno, 2008-09, Martí disputó 33 encuentros; la pasada temporada intervino en 36 y en el presente curso, acumula ya 29 duelos en el torneo de la regularidad.

El Sardinero acogerá el centenario como mallorquinista en Primera de Pep Lluís Martí, aquel chaval que animaba como cualquier otro aficionado desde las gradas del Lluís Sitjar...