De Guzman ya afirmó el viernes que existe un 50% de posibilidades de que se quede y advirtió que ir al Villarreal sería «una gran oportunidad» para él. En el Mallorca temen que el jugador presione para forzar su traspaso. | Carlos Román

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Con el inicio de curso a la vuelta de la esquina y una parte de la plantilla cogida con alfileres, el Mallorca se adentra esta semana en las arenas movedizas del mercado. Además de ahondar en la búsqueda de un nueve sobre el que vertebrar el resto de su propuesta ofensiva, el club balear deberá mantener elevada la guardia para retener a De Guzman y evitar que una nueva fuga le inunde el proyecto. El Villarreal no desiste en su intento de contratar al jugador canadiense y su técnico, Juan Carlos Garrido, pretende tenerlo a sus órdenes antes de destapar la eliminatoria de Liga de Campeones ante el Odense. La entidad isleña se mantiene firme en ese sentido, aunque el jugador se deja querer y es probable que el conjunto amarillo vuelva a la carga en las próximas horas.

De Guzman representa, a día de hoy, un elemento clave en el cuaderno de ruta de Serra Ferrer. Tras un año de aclimatación al fútbol español en el que ya dejó muestras de su clase, el Mallorca confía en que explote todo su talento durante la temporada que está a punto de arrancar y su salida, que reportaría dividendos notables en el plano económico, obligaría a reaccionar con rapidez para cubrir su hueco con un recambio de peso.

Guión peligroso

En Son Moix llevan tiempo preparándose para una posible ofensiva procedente de El Madrigal, pero también son conscientes de que el calendario se les puede volver en contra y las últimas declaraciones del futbolista han disparado otra vez unas alarmas que se encendieron durante los últimos días del stage del equipo bermellón en la localidad holandesa de Oosterbeek.

La historia se está adaptando a un guión especialmente peligroso para el Mallorca. Los representantes de De Guzman visitaron a Serra durante su estancia en Holanda y lo que en principio era una simple «visita de cortesía» derivó unas horas después en unas preocupantes declaraciones del máximo accionista rojillo, que afirmaba sentir «miedo» por la situación del centrocampista y por el poder económico de algunos clubes. Sólo unos días después cobraba volumen el interés del Villarreal y aunque el Mallorca trató de apagar el fuego rápidamente, el futbolista alimentó las dudas. Primero afirmando que se quedaría y recordando horas más tarde que el «fútbol es un negoci» y él, «un producto».

El Villarreal se mantiene a la expectativa, pero sigue mirando a De Guzman como el sustituto de Santi Cazorla y sueña con integrarlo cuanto antes en su vestuario para resolver el acceso a la Champions y renovar su sala de máquinas. En el Mallorca, en cambio, temen que el jugador siga presionando para forzar que le acaben abriendo las puertas.

Más allá de ese pulso que parece inevitable, el Mallorca tampoco puede despistarse en el rastreo de un hombre-gol que se acerque a los números que firmó Webó durante el ejercicio anterior. La entidad dispone ahora de un margen mayor para zambullirse en el mercado, pero se trata de una contratación particularmente delicada de la que puede depender su buena marcha durante el resto de la temporada.