Michael Laudrup, Jaume Cladera y Eric Larsen, ayer en Son Bibiloni. Fotos: MONSERRAT | Monserrat

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En la mayoría de películas donde aparecen un par de policías siempre suele haber uno que hace el papel de 'bueno'. Si el Mallorca es un 'thriller policiaco' en el que aparecen buenos, malos, actores secundarios y hasta extras, el papepel que desempeña Jaume Cladera es sin duda el de 'poli' bueno. El papel le viene clavado porque si tiene una virtud el presidente del Mallorca es el de disponer de una alta capacidad dialogante y a su vez conciliadora.

Ayer acudió a Son Bibiloni para intercambiar impresiones con Michael Laudrup y también con su segundo, Erik Larsen. Faltó Serra Ferrer, al que si había que darle un papel en la película, sería el co protagonista junto a Michael Laudrup.

Enemistado

Sin embargo, quien no asistió al 'cónclave', seguido sin perder detalle por los medios informativos, fue el vicepresidente Serra Ferrer, que es precisamente con el que Laudrup está totalmente enemistado en estos momentos.

La escena de ayer arrancó con la llegada de Cladera a Son Bibiloni. Nada más acceder al campo dialogó con Pep Lluís Martí y posteriormente se acercaron al lugar donde se encontraba cladera, Nadal, Larsen y finalmente Laudrup.

Sin precedentes sobre la mesa, todo indicaba que se trataba de un encuentro habitual y casi semanal, pero existe un mar de fondo tan movido que es inevitable enmarcar esta visita dentro de un guión que pretende exteriorizar que la crisis lleva camino de zanjarse o incluso ya está zanjada. Pero una cosa es la puesta en escena o el papel que desempeña cada protagonista y otra la realidad. Y esta indica que Serra y Laudrup no se hablan, al menos desde que el padado viernes el danés dio su versión del estado general del Mallorca desde el punto de vista deportivo.

A partir de ahí, actos como el de ayer pretenden al menos rebajar la tensión existente alrededor del vestuario, aunque el equipo ofrece síntomas de estar trabajando bien, sin exteriorizar al menos la crisis interna que golpea el mismo corazón del vestuario y que ha delimitado posiciones totalmente equidistantes entre el entrenador y el máximo accionista. La pregunta es hasta cuándo podrá mantenerse un clima de trabajo exento de tensión y donde el fútbol sea el principal motivo de atención por parte de los medios informativos.

Tras verse la caras en Son Moix el pasado lunes Laudrup, Cladera y Pedro Terrasa, el director general del club, sigue echándose en falta un encuentro entre el entrenador y el vicepresidente para trata de limar asperezas o en su caso maquillar una situación que a todas luces no es en absoluta buena para el equipo. Pedro Terrasa dio el primer paso, Cladera ayer intentó exteriorizar el apoyo al cuerpo técnico, pero la película sigue rodándose y el final de cada día es más incierto. El 'poli' bueno está cargado de buenas intenciones, pero no siempre impone su criterio sobre el 'malo', que suele ser más visceral y se deja llevar por sus impulsos.