Michael Laudrup, en una imagen captada en un entrenamiento con el Real Mallorca. | Monserrat

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La plantilla cierra filas en torno a Michael Laudrup, consciente de que su futuro puede depender en gran medida del resultado de mañana ante la Real. Son horas de máxima tensión en el vestuario del Real Mallorca y sobre todo momentos de total incertidumbre respecto al futuro del entrenador. Una derrota o incluso un empate frente al conjunto vasco dejaría al danés en una posición de debilidad máxima y los acontecimientos prodrían precipitarse y en fútbol estos acontecimientos suelen acabar con el despido del entrenador.

La nula relación entre el técnico y el vicepresidente y au vez máximo accionista del club, Llorenç Serra Ferrer, es un caldo de cultivo que en nada ayuda a serenar los ánimos. Tal vez si estas relaciones se normalizaran o fueran mucho más fluidas de lo que son, el técnico tendría un margen de maniobra mucho mayor, pero en este escenario, apostar por la continuidad del danés es una medida poco prudente

Sin perdón

Serra no perdona a Laudrup la incendiaria rueda de prensa que ofreció el pasado día 1 de septiembre y tres semanas después de que el técnico se liberara de su tensión, las relaciones entre ambos son como la noche y el día.

Los jugadores, conscientes de que gran parte de la culpa de este estado de debilidad del técnico es suya, quieren el domingo por la mañana revertir la situación ganando, si es posible con solvencia a la Real, y aumentar la dosis de oxígeno que necesita su entrenador para ir tirando al menos un par de semanas más.

Emilio Nsue, uno de los hombres que más ha jugado con Laudrup en el banquillo, compareció ayer ante los medios para reivindicar el papel de la plantilla en el choque de mañana y echa un capote a su técnico. «Quiero ganar por mí, por el equipo y por el entrenador», explicó el jugador mallorquín. «Tenemos que ganar como sea porque al entrenador le vendría bien, tiene mucha ilusión y trabaja mucho con nosotros. También supondría un revulsivo para la afición, para que no se desanime y siga confiando en nosotros», manifestó el punta del Mallorca.

Precisamente la afición tiene también motivos para estar preocupada porque los resultados no acompañan y sobre todo porque en líneas generales, el equipo ha dado una imagen donde prevalecen mucho más las dudas, que no las certezas. El potencial del grupo y sobre todo su poder goleador, se ha puesto en tela de juicio y Nsue y el resto de futbolistas son conscientes de ello. «Sabemos que no lo estamos haciendo bien, somos los primeros que somos conscientes de ello, hay que tener paciencia, tenemos mucha gente nueva, vienen de otras ligas son gente joven y hay que tener un poco de paciencia y ojalá podamos ganar desde este mismo domingo», comentó el futbolista. Una victoria supondría un bálsamo para el entrenador, el equipo y la hinchada. El consejo de administración del lunes estaría rodeado de menos tensión y Michael Laudrup habría superado un 'match ball'. Sin embargo, nadie cree que todo volverá a ser como antes, aunque sí dotaría a la entidad y al entorno de una semana emocionalmente más tranquila.