El defensa del Málaga C.F. Sergio Sánchez (i) lucha el balón ante el centrocampista uruguayo del R.C.D Mallorca Gonzalo "Chori" Castro. | Efe

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Málaga 3 - 1 Mallorca

Málaga: Caballero; Sergio Sánchez, Weligton, Mathijsen, Monreal; Cazorla (Eliseu, m. 71), Toulalan, Recio (Maresca, m. 71), Sebastián Fernández; Isco y Rondón (Van Nistelrooy, m. 81).

Mallorca: Aouate; Crespí, Chico, Nunes, Cáceres (Alfaro, m. 74); Pereira (Nsue, m. 59), Tissone, Pina, Castro; Álvaro (Ogunjimi, m. 59) y Hemed.

Goles: 0-1, M.4: Pereira. 1-1, M.11: Sebastián Fernández. 2-1, M.55: Toulalan. 3-1, M.69: Rondón.

Árbitro: Ayza Gámez (Colegio Valenciano). Mostró tarjeta amarilla a los malaguistas Recio (m. 38) y Weligton (m. 86), y a los jugadores del Mallorca Chico (m. 74) y Alfaro (m. 81).

Las personas cambian con el tiempo y el Mallorca cambia en los partidos. Cambia su forma de verlos, de interpretarlos, igual se convierte en amo y señor del terreno de juego, como se viene abajo y entrega las armas. Ayer en La Rosaleda el equipo de Caparrós jugó varios partidos en uno y pasó de ir ganando, a ver cómo le empataban y irremediablemente comprobó cómo el Málaga certificaba la remontada. Notó las ausencias el Mallorca, pero principalmente perdió por errores propios, principalmente porque Aouate no estuvo acertado en el rechace e n dos balones que acabaron en gol y también porque el equipo se comportó de fora bipolar, como en muchos partidos. Empezó haciendo muchas cosas bien, pero como viene siendo habitual, los baleares no dan continuidad a las cosas que saben hacer. El Málaga inquietó, pero no tanto como para golear, manejó el partido, pero no mejor que el Mallorca, invirtió más en ataque, pero no mucho más que el rival. Los detalles, los malditos detalles que en fútbol te hacen ganar o perder partidos los dominó más y mejor el rival. Supo tener más perseverancia, más fe y gracias a partir de ahí construyó su obra, una obra que terminó en victoria.

El Málaga empezó histérico, más que activado, era como si pensara que el encuentro duraría sólo cinco minutos. Quiso hacer tantas cosas que terminó cediendo terreno y a los t res minutos ya perdía por cero a uno. Tenía el guión bien diseñado Manuel Pellegrini que ordenó a su equipo vaciarse por la banda derecha del Mallorca donde teóricamente estaba localizado uno de los puntos débiles del equipo, con Martí Crespí desplazado de su posición de central, a la de lateral. Por ahí quiso matar pronto el Málaga y por ahí llegó a crear peligro, pero sus internadas quedaron en avisos serios para la meta de Aouate, nada más.

El Mallorca mimentras tanto era como un espectador que entra en el cine y con la película empezada busca su núero de butaca. A los tres minutos encontró su sitió y dejó helada a La Rosaleda. Un disparo de falta desde 35 metros por parte de Pereira termina con el balón en las mallas de Willy y con Pellegrini con Pellegrini preguntándose qué ha hecho él para merecer esto. El zapatazo del francés fue incontestable y el Mallorca se encontró con un premio exquisito sin haber hecho todavía casi nada. A partir de ahí el equipo balear dibujó unos minutos casi celestiales poque actuaba con orden, presionaba con criterio y gestionaba el juego con suma inteligencia. Orden, criterio e inteligencia. Tres conceptos que pueden convertir a un equipo en invulnerable cuando los pone sobre el tapete, pero que necesitan de un bastión superior...la concentración. El mínimo desajuste rompe el plan y Rondón lo destrozó de golpe. A los once minutos lanzó un fuerte disparo que fue rechazado por Aouate. El balón llegó manso a los pies de Sebastián Fernández, que aprovechó el regalo para batir al israelí y situar el empate a uno.

El Mallorca recibía un mazazo demasiado duro porque estaba imprimiendo un ritmo al partido muy beneficioso para sus intereses. Más o menos todo siguió igual con la igualada en el marcador. Faltaba un mundo y los de Caparrós no renunciaron a su libro de estilo, es decir, rapidez y juego directo. Ahí Castro tuvo mucho protagonismo, también Pereira, pero el urugauyo sigue marcando las diferencias, tanto en un carril como en otro. El Málaga llegó a convertirse en tan previsible con sus decisiones de abusar de la banda derecha, que fue interceptado siempre de una forma u otra, unas veces con más solvencia y otras no tanto, pero siempre la zaga balear encontró recursos para ir solucionando los problemas que le creaba el rival, que a medida que llegaba al descanso, fue creando menos.

Tras el descanso otra vez se dio el mismo escenario que en el primer tiempo, es decir, el Mallorca volvió a tener un balón de gol, pero Hemed envió su remate mansamente al portero. La réplica fue letal. Un rechace de puños de Aouate -mal decisión porque debería haber blocado- terminó con el balón en los pies de Tuolalan que lanzó un zapatazo a la bola, que tras chocar en Chico se metió en la meta del israelí. (2-1). El Mallorca ahí desapareció y el Málaga vio la oportunidad de sentenciar...y sentenció. Otra vez Rondón recogió una asistencia de Isco, que se coló por la zurda del Mallorca como quiso para entregar a su compañero, que a placer ser recreó ante Aouate. (3-1). A partir de ahí, la nada. El Mallorca entregó el partido en el minuto 68 y el Málaga se limitó a ver pasar el tiempo. Los baleares vuelven a ver de cerca el abismo del vagón de cola. Ayer se enredaron en La Rosaleda y de paso se enzarzaron en plena lucha por evitar el descenso. Casi nada.