Chico, que hoy no estará en El Sardinero, Hemed y Ramis buscan el remate en un saque de esquina durante el partido frente al conjunto cántabro de la primera vuelta del campeonato. | Jaume Morey

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Tras treinta capítulos de acción, suspense y algo de incertidumbre, el Mallorca busca en Santander el botón con el que abrochar del todo la permanencia. La formación isleña, fondeada a una distancia prudencial de las aguas más bravas de la clasificación, se adentra esta noche en el campamento del Racing con la intención de sellar el certificado de defunción del conjunto cántabro con una victoria que, además, le permita contemplar desde su balcón una plácida clausura de curso y atender a las últimas jornadas sin prestarle atención a la calculadora. Por si fuera poco, el equipo de Caparrós se enfrenta a otra prueba añadida. Por un lado, parece obligado a limpiar su extraña actuación del pasado domingo, en la que dejó pasar la primera oportunidad que le concedía el calendario para salir del paso. Y confía en hacerlo también en un escaparate que le trae a la memoria malos recuerdos, ya que fue allí donde la temporada pasada inició una caída libre que casi le manda al infierno del fútbol español (Campos de Sport de El Sardinero, Canal Plus Liga 2, PPV, 21.00 horas).

No parece llegar en su mejor momento el grupo a uno de los puntos negros de la competición. Con sólo un empate recolectado en las tres últimas funciones, el Mallorca se alejó el domingo de su imagen más habitual desde la llegada de Caparrós y mantuvo abierto al cajón de las dudas. Con los números en la mano su desliz no tendría la menor importancia, aunque encadenar hoy una nueva decepción e hilarla con un resultado positivo del Zaragoza en Sevilla podría suponer un riesgo enorme a corto y medio plazo. Está totalmente prohibido fallar.

Caparrós ha desplazado a veintidós hombres a la capital cántabra, en la que permanecerá hasta el sábado para dirigirse directamente a Bilbao, donde el domingo le aguarda otra evaluación sobre la hierba. El técnico no podrá contar finalmente con dos de las piezas básicas de su maquinaria, Chico y Martí, que se han quedado en Palma para recuperarse de las molestias que sufren. El gaditano, como ya había dejado entrever a través de su perfil personal en Twitter , presenta una lesión muscular de grado I en el obturador externo del muslo izquierdo tras un mal gesto realizado en el partido ante el Granada y estará entre diez y quince días de baja. El mallorquín, por su parte, padece una elongación en el semimembranoso de la región posterior del muslo derecho. De hecho, fue eso lo que motivó que el técnico le apartase del campo durante la última jornada para dejarle su sitio a Tejera. Al igual que Chico, estará unas dos semanas apartado de la actividad del equipo.

A partir de ahí, sólo Kevin, que está pendiente de recibir el alta médica, seguirá por televisión los dos duelos del Mallorca en la cornisa cantábrica, ya que tanto Nunes como Álvaro Giménez se han recuperado y están listos para medirse primero al Racing y luego al Athletic. Incluso los menos habituales en la listas del utrerano, como Zuiverloon, Joao Victor o Martí Crespí, han entrado esta vez en los planes del preparador. La plantilla va a jugarse la categoría en un plazo de cuatro días y Capa no quiere que haya una sola grieta en el vestuario. La hora de la salvación ha llegado.