Pedro Terrasa, durante la rueda de prensa. | M. À. Cañellas

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Pedro Terrasa Sánchez se desquitó ayer de un año de injusticias. De guardar silencio por el bien de la institución. El segundo máximo accionista de la SAD balear compareció ante los medios para explicar su versión de parte de los conflictos que se han ido sucediendo desde que Serra Ferrer y Jaume Cladera accedieron al control del club. El que fuera consejero delegado y director general del Real Mallorca ofreció una rueda de prensa extensa, de más de hora y media de duración, para pasar al ataque. Terrasa radiografió la situación de la entidad. Con un discurso elegante y sin resquemor en las formas, pero contundente en el fondo, no dudó en criticar a Serra Ferrer, del que tenía una «fe ciega», que con el paso del tiempo desembocó en una «gran decepción».

También lanzó dardos contra Jaume Cladera, pero en cierta manera le apartó de una situación en la que «no ha tenido un trabajo fácil». Sin embargo, fue muy crítico por la calificación que le hizo el presidente en su momento de «elemento perturbador» y recordó que este tipo de calificaciones son habituales en los regímenes «dictatoriales».

No obstante, Terrasa también felicitó al pobler por la gestión global, aunque subrayó la existencia de muchas lagunas.

Por ejemplo, se refirió a la venta de De Guzman, que tildó de «excelente» aunque muy mal invertida: «Se hipotecó mucho dinero con futbolistas a 4 o 5 años». También calificó como «una aberración» no haber aprovechado la figura de Miquel Angel y Rafael Nadal y se mostró de acuerdo con la renovación de Joaquín Caparrós en el fondo, pero no en la forma porque «soy el segundo máximo accionista y nadie me ha comentado nada».

Al margen de estos dardos Terrasa anunció que está trabajando junto a Utz Claassen para tratar de encontrar fuentes de financiación que permitan dotar al club de un «músculo financiero» porque está claro que con Cladera y Serra Ferrer, este «músculo» ni está ni se le espera.

El segundo máximo accionista de la SAD balear también hizo especial mención a las dudas que le generó las negociaciones para vender la entidad a un grupo suizo-alemán el pasado mes de enero. En este sentido, afirmó que Serra Ferrer había pedido 3 millones para él, al margen de los 9 millones de euros en los que se había pactado la compraventa. No obstante, Pedro Terrasa excusó al vicepresidente cuando dijo que «esta maniobra debía ser una estrategia de negociación para cerrar ya la venta porque no se avanzaba». Insistió que existen varios testigos de las reuniones celebradas en S'Olivaret que darían fe a la versión que ayer desveló ante los medios de comunicación.