Los futbolistas del Mallorca corren a través del campo de golf de Son Quint, donde el equipo ha establecido uno de los puntos estratégicos de su trabajo de puesta a punto durante esta primera fase de la pretemporada. | M. À. Cañellas - Golf Son Quint, Palma de Mallorca

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El Mallorca destapará la nueva temporada a nivel del mar, acomodado en una de las llanuras que ofrece el mapa de la Liga. Alejado de las exigencias iniciales de otros tiempos, el equipo de Joaquín Caparrós estrenará el próximo campeonato en su propio cuartel general para cruzarse después con una batería de rivales de una estatura muy similar a la suya. Concretamente, el conjunto bermellón seguirá los pasos que trazó durante el prólogo del curso anterior y echará a andar el 18 o el 19 de agosto ante el Espanyol, aunque en aquella ocasión el inicio de su hoja de ruta se había visto alterado por una huelga de futbolistas. A partir de ahí, los baleares afrontarán su primer desplazamiento con destino a La Rosaleda y desfilarán luego ante Real Sociedad, Osasuna, Valencia y Getafe. Además, el broche final también se aplicará junto al Camí dels Reis. Será ante un recién ascendido, el Valladolid, durante el primer fin de semana de junio.

El sorteo del calendario celebrado ayer en la Asamblea General de la Federación Española de Fútbol (RFEF), en Las Rozas, volvió a ser benévolo con el Mallorca, que esquivará de salida a los pesos pesados del torneo con la intención de aprovechar los primeros capítulos para ir llenando el depósito. En cualquier caso, el equipo también tendrá que atravesar algún que otro tramo poco iluminado del calendario, concentrado esta vez a finales de octubre y principios de noviembre. En total, cuatro partidos particularmente duros contra Sevilla, Real Madrid, Deportivo y Barcelona que servirán de termómetro antes de zanjar el primer tercio de la campaña. En el caso de los dos grandes, además, visitarán de forma consecutiva las instalaciones de Son Moix. Los blancos lo harán el 28 de octubre y los azulgranas, el 11 de noviembre.

El cierre de la Liga también parece asequible para el Mallorca, que le pondrá el candado al ejercicio entre las paredes de su casa y ante el Valladolid, como ya ocurrió en aquella agónica salvación del año 2002.