Alejandro Alfaro se lamenta tras una entrada. | Teresa Ayuga

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Mallorca 2 - 4 Murcia

Mallorca: Aouate, Ximo, Thomas, Pereira (Gerard, min. 60), Íñigo Pérez, Bigas, Víctor (Aki, min. 86), Agus, Alfaro (Álex Moreno, min. 82), Nsue, Kevin.

Murcia: Casto, Alex Martínez, O. Sánchez, Molinero, Eddy (Albiol, min. 62), Saul, Dos Santos, Acciari, Kike García (Iván Moreno, min. 52), Tete A. (León, min. 88), Dorca .

El pozo en el que ha caído el Mallorca no tiene fin. Ni su proceso de descomposición, que desprende un olor insoportable. Poco parece importar el cambio de temporada, de entrenador o de categoría. O que la liga circule tan solo por su segunda jornada. El incendio avanza y el equipo sigue firmando un ejercicio de autodestrucción que le mantiene en el fondo de la tabla mientras a su alrededor se ruedan escenas surrealistas. Anoche, en un partido cargado de dinamita, los de Oltra recibieron otro guantazo de los que dejan huella. Sin embargo, lo más preocupante es que el efecto de golpe que le propinó el Murcia trascendió del terreno de juego para sacudir también al palco. O que durante muchos minutos el balón ni siquiera tuvo protagonismo (2-4).

Como pasó en Sabadell durante el turno de las presentaciones, el Mallorca enseñó los colmillos de inicio. Con un once modificado en casi todos sus rincones y apretando por los costados, el cuadro rojillo intimidó al Murcia con una ráfaga de disparos. No obstante, al conjunto pimentonero no le costó demasiado nivelar el pulso. La pared que Julio Velázquez había levantado en el centro del campo con Acciari, Dorca y Eddy provocó un cortocircuito en la sala máquinas isleñas y la inundó de inmediato. Primeros problemas.

Explosión

En cualquier caso, el Murcia rompió el encuentro por la orilla derecha. Tete, desequilibrante de principio a fin, decidió cavar una zanja en la defensa local y el primer balón que adentró en el área lo recogió Kike García para marcar y provocar explosión inicial.

Con el marcador en números rojos el ambiente empezaba a nublarse. Pereira, con otro zurdazo, mantuvo en vilo a Casto y tensó la cuerda, pero el Murcia ya se había asegurado la vara de mando e intuía el nerviosismo que se expandía en las filas baleares.

La gran bomba estalló tras la primera media hora, después de que Dorca, en una acción de pizarra, cazara el balón al vuelo para alojarlo por segunda vez al fondo de la red. Son Moix reventó, por momentos con más violencia incluso que el día del descenso, y los focos dejaron de apuntar al césped. Otra vez gritos, insultos al palco y reproches a los jugadores. Y fuego. Sobre todo mucho fuego.

Con la grada ardiendo y el Mallorca con convulsiones, Thomas Teye se iba a la ducha tras cometer dos faltas casi seguidas y el equipo alcanzaba el descanso entre gestos de desesperación y de alivio. Las tribunas aún prendían.

Pese a cargar con dos goles en contra, el público en llamas y un futbolista menos, el Mallorca mostró su mejor cara tras el descanso. Y lo hizo después que el Murcia despachara aparentemente la cita con la segunda diana de Kike García. El grupo grana se relajó en exceso y los cambios de su entrenador le tendieron la mano a la escuadra de Oltra, que a partir de ahí sacó a pasear su orgullo. Nsue acercó al equipo y con casi media hora por delante Gerard Moreno le dio credibilidad a la reacción. Pero cuando mejor pintaba la noche y el empate cobraba forma, los pimentoneros encontraron petróleo al contragolpe. El colegiado abortó de golpe la incorporación rojilla y masacró a Kevin García con una injusta expulsión que abrochó el encuentro. Saúl ejerció de verdugo y con el guión hecho pedazos el Mallorca esquivó un marcador mucho más amplio. El mal sueño no cesa.