Mateu Alemany dialoga con Vicenç Grande en el juzgado. | Teresa Ayuga

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La delicada situación del Grup Drac y un plan de negocio desompensado dejaron al Mallorca en una situación especialmente «complicada», y los compromisos incumplidos por la familia Martí Mingarro, unidos a una falta de inyección económica, empujaron al club balear al concurso de acreedores hasta convertirlo en «inevitable». Así lo reconocieron ayer, en su declaración como testigos, algunos de los personajes más destacados de la entidad durante los últimos años, como como Mateu Alemany, Pedro Terrasa o Joan Buades, que habían sido requeridos junto a Joaquín García, José Miguel García o Tomeu Vidal de cara a la segunda sesión del juicio contra Vicenç Grande y Javier Martí Asensio.

El expresidente Mateu Alemany afirmó que regresó al Mallorca en enero de 2009 para asumir las riendas del club, después de que Grande aceptara perder los derechos políticos de sus acciones a petición de la administración concursal del Grup Drac. A partir de ese instante, el abogado andritxol activó un plan para reflotar la situación y, según su propia declaración, reorganizó la situación financiera del club solicitando un anticipo de los derechos de televisión y reconduciendo las relaciones con Hacienda y otros clubes, como el Athletic, ofreciéndoles garantías de cobro. Según Alemany, el gran problema al que se enfrentaba entonces el club era la inestabilidad derivada de los problemas sufridos por Grande y su conglomerado de empresas. La segunda parte del plan, basada en la búsqueda de un comprador, se resolvió con la llegada de la familia Martí Mingarro, cuya credibilidad se basaba en un informe previo de Tomeu Vidal. Alemany también explicó que en octubre de 2009 instó a Javier Martí Asensio a retornarle el club cuando se percató de que se le devolvía un pagaré y al comprobar que la sociedad anónima deportiva no podía hacer frente a los pagos ordinarios, ya que no inyectaba capital en la sociedad. Asimismo aseguró desconocer la existencia de préstamos entre el Mallorca y el Grupo Safin.

Pedro Terrasa, por su parte, aclaró que tanto Vicenç Grande como Joaquín García, en su etapa de director general del Grup Drac, le señalaron que el Mallorca tendría el mismo funcionamiento que si formara parte del conglomerado de empresas y que se puso en marcha un plan de negocio a cinco años vista cuyo volumen de gasto crecía por encima del de los ingresos. Para el exdirector general de gestión, que señaló que debía informar de todos sus movimientos y decisiones a través de mensajes al propio Grande, había tres puntos que hacían viable al club en esos momentos (la credibilidad con Hacienda, el crédito bancario y las ampliaciones de capital) y que el problema llegó cuando todos ellos quedaron anulados con la entrada en concurso del Grup Drac. Terrasa matizó al mismo tiempo que en 2005 el Mallorca no se encontraba en situación de insolvencia y que los presupuestos los elaboraba un equipo de trabajo.

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Poco antes del exgerente había declarado Joaquín García, exdirector general del Grup Drac y presidente del Mallorca entre diciembre de 2008 y enero de 2009. Señaló que la decisión de dejar al Mallorca fuera del mayor concurso de acreedores de la historia de Balears fue «técnica», ya que por entonces el club no se encontraba en situación de insolvencia y los balances reflejaban la viabilidad del proyecto. Desde su punto de vista, el gran problema la entidad de Son Moix era la falta de confianza en Vicenç Grande y en su liderazgo.
Datos periciales

Uno de los testigos más críticos con la gestión de Vicenç Grande fue el exasesor jurídico del Mallorca hasta 2009, Joan Buades. Según el abogado el club era un «barco a la deriva» debido a los problemas del expropietario, que se trasladaron al ámbito deportivo, y a su posterior incapacidad para maniobrar frente a asuntos como las deudas con la Agencia Tributaria o el Athletic. «No había plan B», subrayó. Buades destacó a su vez que si se hubiera instado el concurso de acreedores en 2009 probablemente el equipo habría descendido a Segunda División y hubiera acabado desapareciendo.

Por último, el auditor José Francisco Batlle declaró en calidad de testigo perito para acreditar, a petición de la administración concursal del Mallorca, una serie de cifras recogidas en sus informes que probaban un aumento de la deuda, de los costes anuales y del déficit de explotación. Batlle destacó igualmente la inexistencia de un soporte documental en referencia al supuesto préstamo entre el club y Javier Martí Asensio.