MADRID. FUTBOL. PARTIDO DE SEGUNDA DIVISION ENTRE EL REAL MADRID CASTILLA Y EL REAL MALLORCA, (1-2). LLUIS CARRERAS . | Eduardo Candel Reviejo

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Mientras la dirección deportiva del Mallorca le ha confiado todo su futuro a un hipotético ascenso, los actores principales del proyecto empiezan a preocuparse. Después de otra extraña semana en la que el balón ha tenido un papel secundario, las muestras de impaciencia se han ido reproduciendo por el vestuario. Y si el miércoles era Ximo era el marcaba en negrita un mensaje acerca de su situación contractual, ayer fue el propio entrenador quien advirtió a los responsables de la parcela de los riesgos que corre el club a partir de ahora. «Es un hándicap muy importante», recordaba en voz alta Lluís Carreras justo a las puertas de otra jornada trascendental para la buena salud de la entidad. «Muy importante porque después del mercado de invierno lo normal es empezar a preparar, si lo tienes claro, la temporada siguiente», recalcaba.

«Cada día que pasa sin haber tratado cosas del curso que viene, aunque no sepas dónde estarás, es un paso atrás», se extendía el entrenador de Sant Pol. «Y más tal y como está el mercado y en un escenario de crisis como éste. Cada día es una dificultad añadida. Para el Mallorca y para cualquiera», aclaraba acerca del inmovilismo del club en la parcela que desde hace tres años y medio funciona bajo el control del máximo accionista, Llorenç Serra Ferrer, aunque ahora sea Toni Prats quien figura al mando.

Tranquilidad

«Lo primero que debe tener el jugador es tranquilidad, saber dónde está y qué quiere», afirmaba Carreras antes de argumentar su respuesta relacionándola precisamente con el caso de Ximo, que encarriló hace dos meses un acuerdo de renovación para las tres próximas temporadas que, sin embargo, ni siquiera ha sido abordado en el consejo. «Cuando tiene claro lo que quiere ya puede tardar uno, dos, tres o cuatro meses, aunque ni el club ni nadie puede fiarse porque puede venir alguien por la otra esquina y llevárselo. Tienes que sentirte querido. Si te sientes querido te da igual esperar», insistía el entrenador mallorquinista.

En esas circunstancias, Carreras apela a la responsabilidad, la palabra más repetida durante su intervención ante los medios para valorar el encuentro de mañana ante la Ponferradina. Asegura el catalán que solo a través de ella llegarán los éxitos, siempre y cuando se aplique en todos estratos de la entidad. «Todo el mundo debe ser responsable de sus funciones y de sus actos. En un club la responsabilidad debe estructurarse y cuando todo el mundo cumple con lo suyo, funcionará. Mientras no sea así, será muy difícil», destacaba.

A su vez, a Carreras tampoco le preocupa demasiado el hecho de que la mayor parte de los jugadores de la plantilla acaben su relación con el Mallorca el próximo 30 de junio: «Todo es currículum y el jugador es egoísta: quiere ganar y cuanto más gana, más ganas tiene de volver a ganar. Si al final estamos arriba va a ser por el trabajo de todos».

Acerca del constante zumbido institucional, Carreras no se sorprende. «He constatado la realidad de lo que había visto y leído. Es lo que me esperaba encontrar, por eso el devenir de las semanas lo hace todo más o menos fácil, dependiendo del resultado. Sabía de la dificultad del reto y la estoy asumiendo», comenta.