Llorenç Serra Ferrer no hizo pública la factura pendiente. | ARCHIVO

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Esta pasada Semana Santa ha estado en juego el futuro del Real Mallorca. El motivo, una deuda oculta con el Tottenham de 575.000 euros que debería haberse pagado en septiembre de 2014 como porcentaje por el traspaso de Gio al Villarreal y de la cual nunca informó Serra Ferrer al consejo de administración.

Los hechos se remontan al 18 de septiembre de 2014, cuando todavía el máximo accionista era el ‘pobler’ y justo en la semana en la que el propio Serra había solicitado un consejo de administración para analizar asuntos de tipo económico. Sin embargo, nunca hizo pública la llegada de esta factura y la obligación de pagarla.

La factura con el Tottenham permaneció oculta hasta que el pasado miércoles, el día previo al Jueves Santo, la LFP comunica al Mallorca la apertura de un proceso formal por impago con otro club y cuya consecuencia es clara: el castigo es la prohibición de fichar jugadores con vistas a la próxima temporada.

El club expuso su sorpresa al recibir la advertencia de que había una factura impagada habiendo superado al fecha de vencimiento y puso su maquinaria a funcionar con el fin de evitar un problema. Lo que primero hizo Utz Claassen fue utilizar sus contactos para establecer diálogo con Daniel Leny y explicarle la realidad actual del club y que la intención no era dejar de pagar, simplemente se desconocían que la factura hubiera llegado al club. Leny explicó que durante el proceso de negociación con el Mallorca siempre se había remitido la documentación al correo de Serra Ferrer y que era precisamente a través de esta vía como se ejecutçó la operación. El club pidió volver a recibir toda la documentación y efectivamente se pudo comprobar cómo la factura se remitió el 18 de septiembre de 2014 a la dirección de Serra. Claassen pidió a la LFP y al Tottenham 72 horas para poder solucionar el problema y pagar la cantidad adeudada. La amenaza de no poder fichar se frenó.