Pedro Bigas. | Miquel Àngel Llabrés

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Bigas y el Mallorca se han soltado la mano del todo. Desvinculados uno del otro desde al pasado 30 de junio, el club se despidió este lunes oficialmente de uno de sus futbolistas con mejor cartel, que jugará las dos próximas temporadas en Las Palmas tras marcharse de Son Moix sin dejar un solo euro en la caja.

El final de la historia parecía evidente desde hace tiempo. Después de seis meses sin avanzar en la prórroga de su contrato, en el Mallorca se negaban a darlo por perdido pero cada día que pasaba la distancia crecía.

El hecho de que Bigas apurara contrato sin que el club le echara el lazo, le había convertido en una de las piezas más llamativas del expositor bermellón y eso, unido al deseo del futbolista de jugar en Primera División, le mantenían fuera de la burbuja de un proyecto que ahora precisa una carga extra de cemento para los muros de su defensa.

Otros clubes, como el Espanyol, también habían seguido la progresión del calvianer durante los últimos meses de la competición, pero finalmente será un recién ascendido, la Unión Deportiva Las Palmas, el que disfrute de su polivalencia en una edición especial de la Liga: la de su regreso a la primera fila del fútbol español y continental.