El pionero de esa embajada mallorquina que habrá a partir de ahora en el fútbol asiático es Martí Crespí.

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Hasta hace nada era un territorio inexplorado y uno de los rincones más exóticos del planeta futbolísticamente hablando. Pero últimamente Asia se está convirtiendo en un destino cada vez más habitual para los profesionales del balón. La apertura de puertas de sus ligas, un incremento notable a nivel deportivo y una aparente pujanza económica que contrasta con el retroceso que sufren las categorías más modestas en Europa, han convertido al balompié oriental en un atractivo expositor para los jugadores del viejo continente, incluidos los baleares. Tanto, que solo en los últimos meses hasta tres mallorquines han decidido levantar allí el campamento y unirse a otro puñado de técnicos que fueron los que empezaron a abrir el camino.

El último en pasarse al otro lado del mundo ha sido Xisco Jiménez, que el sábado ponía rumbo a Tailandia tras descartar las ofertas que amontonaba al salir de Córdoba. Sin embargo, ninguna de las propuestas que recibió se acercaba a la que puso sobre la mesa el Muangthong United. El conjunto de Nonthaburi, un suburbio al norte de Bangkok en el que viven unas 300.000 personas, es el líder de la Premier League y se impuso claramente al Mallorca y a otros equipos de Segunda Division en la subasta por el concurso del delantero, que ahora firmará sus goles como local sobre las porterías del pequeño SCG Stadium. Además, el mencionado trasvase de jugadores españoles hacia esa zona del mundo le ayudará directamente en su fase de aclimatación al país, a la liga y al equipo, ya que compartirá vestuario con el exbermellón Mario Álvarez y con el preparador de porteros Joseba Ituarte.


Otro de los que se han orientalizado este verano es Marcos Jiménez de la Espada. El futbolista pollencí concluyó su relación contractual con el Nàstic de Tarragona, donde parecía totalmente arraigado después pasar allí las últimas cuatro temporadas y jugará en la Premier League de Hong Kong con el Kitchee, un club en el que han dejado una profunda huella otros españoles como el exmallorquinista Roberto Losada.

El pionero de esa embajada mallorquina que habrá a partir de ahora en el fútbol asiático es Martí Crespí, instalado en la segunda planta del fútbol chino desde principios de año. El defensa pasó todo un mal trago en su primera salida internacional, que le llevó hace unos años al Chernomorets de Odesa de la liga ucraniana. Sin embargo, eso no le condicionó a la hora de dar un salto todavía mayor para mudarse a Qingdao, una ciudad portuaria de la provincia de Shandong que se encuentra a 9.500 kilómetros de Sa Pobla.