Un grupo de aficionados, al terminar el partido, se ha dirigido al palco de Son Moix con gritos, entre otros, de «fuera». | Miquel Alzamora

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El empate del Mallorca ante el Nàstic de Tarragona, en el debut de Sergi Barjuan en el banquillo bermellón, ha desatado las quejas de un grupo de aficionados que ha querido demostrar su descontento ante la falta de compromiso de jugadores y directiva del club.

Nada más terminar el partido, algunos de los asistentes a Son Moix han proferido gritos de protesta contra el palco del estadio, donde el presidente del club, Monti Galmés, ha aguantado el porte mientras los aficionados pedían la presencia de Maheta Molango, consejero delegado de la entida balear. «Fuera, fuera» son algunas de las recriminaciones de los mallorquinistas. Algunos han proferido algún insulto.

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Sin embargo, la situación se ha vuelto más tensa en los exteriores del estadio, donde cerca de un centenar de aficionados ha esperado a los jugadores y directivos. «101 años, este escudo, luchad, honradlo», decía uno de que aún seguían en Son Moix cuando Brandon, uno de los capitanes del equipo, ha escuchado sus ruegos. Sin embargo, separados por una verja, la tensión aumentaba mientras los aficionados no dejaban que algunos jugadores abandonaran el estadio, al tiempo que Brandon justificaba su compromiso con el equipo.

Los que más han sufrido improperios a la salida de Son Moix ha sido Maheta Molango, recriminado junto a Javier Recio, director deportivo. Pasados unos minutos, muy largos para algunos, se ha disuelto el grupo de aficionados, que una jornada más ha dejado patente su descontento con el rumbo del equipo.