Sergi Barjuan, entrenador del Mallorca, durante la entrevista a Ultima Hora. | MIQ

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La delicada situación del Mallorca, que va de cabeza hacia la Segunda División B, no altera el rictus ni la fe de Sergi Barjuan Esclusa (Las Franquesas del Vallés, Barcelona, 1971). Centra todos sus esfuerzos en convencer al vestuario de que «todavía se puede» aunque reconoce que «no ha llegado» la reacción que esperaba cuando sustituyó a Javier Olaizola hace ahora tres semanas. Dos puntos sobre nueve posibles es su balance a los mandos de un Mallorca que se aferra a un triunfo para seguir creyendo en el milagro.

—¿Cómo se encuentra desde el punto de vista anímico?
—Estoy fresco. Cuando acepto este reto es porque me veo capacitado y porque tengo mucha fuerza. Es cierto que quizás no me esperaba esto, sino que las cosas hubieran empezado mejor, pero no me rindo; creo que estamos a un paso del triunfo.

—Cualquier entrenador desde fuera ve opciones de cambiar dinámicas. Una vez dentro, lo que tenía en mente no es tan fácil de aplicar...
—Yo vine con el objetivo de implicar a la gente tanto en los entrenamientos como en los partidos. Necesitamos gente que trabaje y que pique piedra. Y con este objetivo se está trabajando en los entrenamientos. Para que prime el colectivo por encima de las individualidades con un esfuerzo máximo. Si un jugador no puede más en el minuto veinte, apostaré por otro.

—Su principal desafío debe ser la salvación, pero quedan todavía 7 jornadas, 21 puntos en juego, y el equipo transmite la sensación de ser ya de Segunda División B.
—Lo que piense la gente no me tiene que influir en nada. Yo tengo que ser fuerte y convencer a los que están a mi alrededor de que están capacitados para sacar esto adelante. Hasta que haya vida tenemos que seguir remando. Pero es verdad que solo las victorias nos darán el éxito.

—¿Hay algún jugador o jugadores al que pueda recurrir para tirar del carro en estos momentos tan delicados?

—Hay futbolistas que, por su experiencia, aportan más; pero necesito encontrar ese jugador con carácter para lo bueno y para lo no tan bueno. Y ese jugador tiene que salir. En el fútbol hay que sacar esta capitanía, aunque no lleves el brazalete. Están todos los jugadores implicados, pero hay que encontrar a ese líder que todo vestuario necesita. Ese jugador tiene que salir por sí solo.

—¿Ha mantenido algún contacto con los propietarios?
—No, solo he tratado con Maheta Molango y Javier Recio. Nos hemos reunido estos días y ellos están convencidos de que saldremos adelante y yo también. Mi objetivo es convencer a los jugadores de que podemos sacar esta situación y lograr el objetivo.