Como ocurrió el año pasado, el Mallorca ha conectado dos victorias de inicio. | ALBERTO NEVADO

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El Mallorca ha hecho el tránsito de una temporada a otra subido a la misma ola que le acabó devolviendo a la orilla. Un bucle maravilloso para el conjunto balear que pone fin, habrá que ver si de forma temporal o permanente, a la decadencia de sus cuatro años anteriores por las galerías de la Segunda División.

Con una reproducción casi exacta —aunque adaptada a los nuevos tiempos— de su tratado de intenciones de bronce, Vicente Moreno ha trasladado al equipo de Son Moix hacia un escenario que no recordaba calcando la primera parte del itinerario que siguió hace ahora un año.

Si el fútbol son estados de ánimo el Mallorca abrirá la tapa de la tercera jornada con los ojos iluminados y el depósito de la moral hasta arriba. Sobre el chasis de los últimos meses y la chispa de Castro, ha alejado los fantasmas que le rondaban durante el verano y se ha quitado de encima cualquier posible complejo que le atormentara. Nada trascendental teniendo en cuenta que el concurso acaba de empezar, pero que al menos le ayudará a afrontar las primeras rampas con un aspecto fresco y saludable.

Como en el ejercicio 2017-18, la última actualización del Mallorca se ha preocupado por afinar la puntería nada mas escuchar el disparo de salida. En Segunda B tuvo que picar mucha piedra para ganar al Peralada, al que acabó mandando al suelo con un zurdazo del hoy descartado Bonilla. Una semana después, en casa y contra un recién ascendido, sudó muchísimo para que no le la Peña Deportiva no le quitara nada y acabó sacándole el jugo a un gol de Lago Junior. Dos partidos, dos goles y seis puntos. Y la portería de Manolo Reina, totalmente a cubierto.

En su última versión el Mallorca ha sido tan efectivo como entonces. Ha sustituido las buenas maneras de Àlex López —el catalán abrió la temporada en el Wanda y jugó los últimos veinte minutos— por la electricidad de Carlos Castro y ha apuntalado las bandas con tres futbolistas que se subieron sobre la marcha al tren anterior, como Fran Gámez (sustituye al lesionado Sastre), Salva Ruiz y Aridai. La otra diferencia es la posición de Salva Sevilla, que en 2017 no asomó la cabeza hasta la cuarta jornada —el primer balón que tocó supuso un gol de falta contra el Atlético Saguntino— y ahora ha empezado a dar clases desde el principio. Con ese receta echó a un costado a Osasuna y moldeó un celebrado triunfo en el Wanda que le han aupado a la segunda posición, en la que tiene como vecino al Málaga.

En solo dos jornadas ha salido a flote esa extrema igualdad que preside la categoría y solo baleares y andaluces han ganado los dos partidos que han disputado.

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En este caso el Mallorca también le ha sacado un amplio provecho a la buena conexión que se ha establecido entre Abdón y Carlos Castro.

El mallorquín y el asturiano se reparten hasta ahora el botín en ataque, porque tanto la producción como la autoría de los dos goles con los que el equipo ha recolectado seis puntos son suyos. Una conexión tan inesperada como productiva con la que el Mallorca afila unos números que en su propia área, también como el año pasado, permanecen intactos.

Hasta ahora ni Osasuna ni Rayo Majadahonda han abierto el portal de Manolo Reina, que la temporada anterior no recibió el primer gol en contra hasta la cuarta jornada. De hecho, el Mallorca es el único de Segunda que no ha encajado ningún gol en contra en estas dos primeras jornadas. Algo que en Primera, por ejemplo, solo ha conseguido el Barcelona. Ahí, lo más destacado hasta el momento se mueve en torno al perfil izquierdo.

Reina ha solventado muy bien el trabajo que le han dado, pero el encargado poner el candado está sienod Antonio Raíllo, brillante en el Wanda, sin ir más lejos. También Salva Ruiz, al que la temporada pasada solo se le vieron fogonazos, ha empezado a marcar el terreno desde el principio tras partir de cero, en las mismas condiciones que el resto del grupo.

El Mallorca ocupa la mejor posición de los últimos tiempos en Segunda, pero Vicente Moreno, desde la misma sala de prensa del Metropolitano ya recordó que esto solo acaba de empezar y que al equipo le faltan todavía muchas etapas por quemar antes de mirar más allá de sus pies.

Porque Madrid, igual que contra Osasuna y a pesar del resultado, también se apreció alguna fisura que refuerza el discurso del técnico. Aitor García fabricó en todo momento peligro para la zaga mallorquinista y le dio una noche terrible a Fran Gámez, que una semana antes había sido uno de los jugadores más importantes del equipo. De todas formas, también es cierto que el valenciano tampoco estuvo demasiado por auxiliado por Aridai en la tarea detener al jugador del Rayo.

Sin tiempo para descansar y sin apenas espacio para asimilar el buen inicio de campeonato, el Mallorca ha dejado encendido el motor pensando ya en el partido de este viernes ante el Alcorcón en Santo Domingo. Será una reedición del último Ciutat de Palma con algo más de miga. Y también una excelente oportunidad para aprovechar el impulso.