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El Real Mallorca sigue tiritando lejos de Son Moix, donde su producción sigue bajo mínimos. El Albacete profundizó en la precaria tendencia que estira la escuadra balear como visitante (2-0), donde sus distintas versiones contrastan con su registro como local.

Como sucedió en Pamplona, el Real Mallorca tuvo que andar con plomo en la mochila a poco de nacer el duelo. En la jugada que determinó el desarrollo del partido llegaron tarde Dani Rodríguez —que permitió el centro limpio de Tejero— y después Xisco Campos —que reaccionó tarde ante el remate de Bela—, aunque el problema real del Mallorca acabó siendo su incapacidad para generar caudal ofensivo ante un adversario con instinto depredador.

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Incapaz de lanzar a puerta hasta que se rebasó el minuto 70, el Alba nunca se sintió demasiado exigido. Antes del partido, Vicente Moreno decidió mover bastantes cosas. Entregó el lateral derecho a Campos, recuperó a Lago Junior de falso nueve y situó por detras a Leo Suárez; Dani Rodríguez empezó en la banda izquierda y la sensación siempre fue que casi nadie se sentía a gusto.

El técnico volvió a agitar la alineación en el segundo acto. Tiró de Gámez, que se fue al lateral, y de Stojiljkovic, que fue el delantero. Rodríguez abandonó el flanco para acomodarse junto a Sevilla en la sala de máquinas y Lago ocupó el costado izquiero. El Mallorca mejoró, pero no lo suficiente para hacer daño al líder.