El lateral del Real Mallorca Pervis Estupiñán celebra la clasificación para la final por el ascenso tras apear al Albacete en el Carlos Belmonte. | Carlos Gil-Roig

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En la historia del Real Mallorca este jueves será uno de esos días que abrirá un capítulo importante. Porque en Riazor (21:00 horas, TV Movistar Partidazo) el equipo de Vicente Moreno afronta el primer asalto hacia la gloria de Primera. El choque de esta jornada tiene un componente emocional muy alto, pero no definitivo. El último precedente en Riazor es el 4 a 2 que le endosó el Deportivo al Málaga. Entre el acierto local y los muchos errores visitantes, la eliminatoria del pasado playoff quedó resuelta en Coruña ¿Qué pasará hoy? Es la gran pregunta que mantiene en vilo al mallorquinismo.

Ni Vicente Moreno tiene respuestas para ello. «Dependiendo de lo que hagamos en Riazor y de lo que ocurra el domingo nos podemos ir de un extremo a otro. Hemos hecho una gran temporada pero cuando termine el partido (en Son Moix) y no conseguimos lo que buscamos nos sentiremos unos desgraciados», ha afirmado Moreno. Y es que llegados a estas alturas de competición, donde todo se juega a cara o cruz, se entremezclan los nervios y los temores lógicos con la cofianza y la motivación que da disputar estas finales.

En la Liga el Mallorca cayó por la mínima en tiempo de descuento, pero tampoco ese marcador y ese partido es ahora un precedente válido porque las circunstancia son diferentes, las connotaciones emotivas también y todo lo que pueda suceder no tendrá mucho que ver con lo que ha pasado hasta ahora. Vicente Moreno confía en lo suyos y eso es un gran aval. Si el mister confía en su tropa, eso es un gran motivo para pensar que todo es posible en Riazor. «Confiamos en los jugadores que tenemos, en su ilusión, en las ganas que tienen», indicó Moreno.

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Cuando esta noche termine el partido en A Coruña todo estará algo más claro... o no. Un resultado ajustado podría beneficiar al Mallorca porque en casa es un equipo extraordinariamente fiable y la vuelta en Son Moix puede ser mucho mejor de lo esperado. Años atrás jugar la vuelta en casa era tener media eliminatoria en el bolsillo, pero ahora la situación ha cambiado radicalmente y nada es garantía de nada. Sin ir más lejos, tanto Deportivo como Mallorca superaron las anteriores eliminatorias jugando como visitantes.
Deportivamente el Mallorca va con todo. Mantiene la duda de Budimir, pero la ausencia del croata ha sido perfectamente cubierta por Abdón Prats que ha llegado a este final de temporada en una punta muy alta de forma, motivación, ganas y participación en todos los sentidos.

De las pocas dudas que también existen es saber si el técnico dará continuidad a Leo Suárez o por el contrario volverá a apostar por Aridai. No es muy partidario el técnico de cambios bruscos cuando las cosas funcionan y este Mallorca del playoff funciona.

En la otra parcela del campo estará el Deportivo de Pep Lluís Martí. La diferencia entre uno y otro equipo está en la oportunidad de ascenso que se le presenta al Mallorca y la obligación que tienen los gallegos de retornar a Primera sí o sí. El premio lo quieren los dos, pero el matiz es importante porque todo en un playoff es importante. Y es que en juego no solo está competir en la élite, sino tener, grosso modo, unos 45 millones de euros más de presupuesto el próximo curso, algo que necesita el Deportivo para seguir afrontando con garantías sus obligaciones de pago. Al Mallorca le permitirían empezar una nueva era. Se presenta una eliminatoria eléctrica, un primer acto donde el Mallora quiere salir vivo.