El entrenador del Real Mallorca, Vicente Moreno, da instrucciones durante el partido ante el Alavés en Mendizorroza. | Carlos Gil-Roig

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Cinco balones a la madera, cinco penaltis en contra, cuatro puntos en las alforjas, solo uno de los últimos dieciocho en juego y el peor arranque en Primera División desde el año de Bernd Krauss a comienzos de siglo... El Real Mallorca se está topando con todos los obstáculos posibles en el inicio de campeonato más pírrico que se recuerda en las dos últimas décadas.

El propio Vicente Moreno, habitualmente calmado en sus comparecencias, alzó la voz para expresar sus quejas por el «sexto» penalti -cuenta el que le señalaron ante el Atlético que después rectificó- en contra señalado en este mes de septiembre negro.

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La maldición arrancó el día 1 en Mestalla. El Mallorca, que en la primera media hora había estrellado ya dos balones en la madera (remate de Budimir el larguero y de Lago Junior al poste), comenzó a irse por el desagüe del encuentro en la antesala del descanso. Una penetración de Coquelin fue cortada con zancadilla por Raíllo. El colegiado Alberola Rojas pitó penalti sin revisar el VAR y Parejo marcó el primero. En el segundo acto, unas manos de Lago Junior fueron castigadas con el segundo penalti de la tarde. Gol de Parejo y 2-0.

En la siguiente jornada, en Son Moix, el Mallorca volvió a encontrarse con un penalti en contra después de un chut a la madera de Salva Sevilla. En ese caso, después de haber desperdiciado un penalti (Abdón lanzó fuera), el colegiado González Fuertes volvió a señalar la pena máxima.

Fue en el minuto 94 y mediante el VAR cuando el árbitro señaló punible unas manos de Baba. Aduriz lanzó y Reina detuvo el lanzamiento para darle al equipo su cuarto y de momento último punto.

En Getafe, la semana pasada, una pugna entre Sastre y Mata acabó en el punto de penalti y en el segundo gol. Frente al Atlético, el árbitro pitó penalti... pero rectificó su decisión mediante el VAR por unas manos previas de Joao Félix. Antes, el balón entre Oblak y el poste. Y ayer, en Vitoria, primero llegó el poste de Budimir y en el segundo acto un penalti -otra vez por el VAR- de Lago a Pina que supuso el principio del fin para un Mallorca anclado abajo.