Los jugadores del Mallorca celebran el gol de Álex Alegría durante el partido de primera ronda de la Copa del Rey contra El Álamo. | Efe

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El Real Mallorca le dará este sábado otro sorbo a la Copa que más le gusta. Lastrado desde hace un tiempo por esos problemas domésticos a los que se enfrenta en la Liga, el equipo balear espera encontrar en la segunda competición el combustible necesario para seguir progresando y volver a ilusionarse. El conjunto de Vicente Moreno visita esta vez el campo del Zamora, un enemigo encerrado en la Tercera División castellano-leonesa que en la ronda anterior envenenó al Sporting y que esta temporada comparte con el Liverpool la plusmarca europea de puntos en la primera vuelta gracias a 19 victorias y un empate (Ruta de la Plata, DAZN, 12.00 horas).

El conjunto isleño llega a la segunda estación copera con la lección memorizada y muchos apuntes que consultar en la libreta. En su parada anterior, donde coincidió con otro rival de talla inferior como El Álamo, tuvo que picar mucha piedra para apalabrar una agónica clasificación en el tiempo añadido (0-1) y no dejarse arrastrar por el nuevo formato de un torneo que para algunos ya se presentó cargada de cianuro a finales de diciembre.

Vicente Moreno no especuló a la hora de redactar la lista de convocados. Antes de subirse al avión que llevó al equipo hasta Valladolid el técnico compuso una expedición de 19 futbolistas cargada de titulares. De hecho, los únicos habituales que se quedaron en tierra fueron su portero titular en la Liga, Manolo Reina, y Joan Sastre, que todavía no ha superado los problemas físicos que arrastra precisamente desde que participó en la eliminatoria anterior en el Facundo Rivas. Tampoco se desplazaban el francés Yannis Salibur, también tocado, Baba Rahman, Josep Señé, Aridai Cabrera, Pablo Chavarría y el goleador contra El Álamo, Álex Alegría.

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El Mallorca se encuentra además ante un doble reto. Por un lado, volver a ganar como foráneo. Y por el otro, superar más de una eliminatoria copera, algo que no consigue desde la temporada 2011-12. En aquella ocasión, sin embargo, se movía en otro modelo de competición y se quedaba paralizado en cuartos de final por el Athletic después de apear a Sporting y Real Sociedad. Desde entonces ha sido incapaz de apilar dos víctimas seguidas. Ganando hoy al Zamora se metería en dieciseisavos de final, una pared que ya tocó pero que no superó la temporada pasada cuando le maniataron el Valladolid y el italiano Daniele Verde después de fundir al Oviedo.

El Zamora se asoma a una cita de las grandes. Instalado en Tercera, pero parapetado tras unos números impresionantes, el conjunto rojiblanco confía en que su estadio, preparado desde hace semanas para la batalla, le acompañe en dirección a otra gesta. «Si el Ruta ruge, es muy difícil ganarnos», comentaba hace unos días su entrenador, David Movilla, convencido de que su equipo puede hacerlo mejor aún que contra el Sporting. No le importa estar tres pisos por debajo del equipo balear, ya que sus niveles de confianza se encuentran por las nubes después de abrochar la primera vuelta de la liga en las condiciones que lo ha hecho.

Con motivo de la visita del Mallorca, el cuadro zamorano ha programado una concentración digna de la máxima categoría. Se recluyó este viernes por la noche en un hotel de la ciudad, donde recibió la penúltima charla de su técnico, y este mediodía adoptará su mejor aspecto para recibir a los baleares.