El jugador del Real Mallorca Take Kubo presiona a un rival en el partido de la Copa del Rey ante el Zaragoza en La Romareda. | Carlos Gil-Roig

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Centrado ya de lleno en la Liga y en agarrarse a la cuerda de la salvación, el Mallorca busca continuidad en un territorio casi prohibido. El conjunto de Vicente Moreno, que en la última semana ha mostrado sus dos caras más contrapuestas, regresa a las obligaciones domésticas con la necesidad de dar un manotazo sobre la mesa. Acude esta vez a Anoeta, un estadio que pisó por última vez hace casi siete años y del que no saca nada desde el 2003. Sin apenas bagaje como visitante, pero alentado por su exhibición de la jornada anterior, el bloque isleño confía en alterar su destino a costa de la Real Sociedad y en levantar de una vez la vista antes de que el peso de la clasificación se le vuelva a echar encima (Reale Arena, Movistar LaLiga, 18.30 horas).

El Mallorca abrochará en San Sebastián una semana extraña. Siete días de acción y contrastes, un recorrido de subidas y bajadas que inauguró en Son Moix bajo un castillo de fuegos artificiales. Destrozó al Valencia con una tromba de fútbol y goles (4-1) que no solo le apartó de la jaula del descenso, sino que forró las paredes del vestuario de confianza y lanzó un aviso para el resto de sus rivales directos. 53 horas después, sin embargo, el bloque se desintegraba al tercer contacto del curso con la Copa. La segunda unidad del vestuario fracasaba de manera estrepitosa en Zaragoza y zanjaba la travesía del equipo por una competición de la que lleva tiempo sin extraer nada interesante. Dos versiones muy diferentes de una misma formación que este domingo se somete a un nuevo juicio de compleja resolución.

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Este domingo le espera uno de los desplazamientos más incómodos que refleja el calendario. Por las dificultades que sufre históricamente en Anoeta y por la talla de un rival armado para entrar en Europa que ya le ganó el primer asalto en la segunda jornada (0-1, gol de Odegaard). De hecho, entre Liga y Copa encadena siete derrotas consecutivas en la morada de la Real Sociedad (en las cuatros más recientes ni siquiera marcó) y la última vez que salió de ella con algo en mochila fue con Luis Aragonés al mando de las operaciones y recostado sobre una diana de Samuel Etoo. Todo un desafío para la actual edición del conjunto bermellón, que más de media temporada después se sigue alimentando de lo que planta y recolecta en casa y que solo ha sumado un punto en campos ajenos. En Balaídos y a cuenta del Celta, al final del año pasado.

En principio, Vicente Moreno volverá a redactar su discurso basándose en el bloque principal de la caseta. De hecho, lo más probable es que fotocopie el once que atropelló al Valencia en solo un tiempo y lo remató en el otro. Es decir, con Baba y Salva Sevilla en la sala de máquinas, Dani Rodríguez y Lago Junior cayendo a los costados y Budimir y el Cucho Hernández arriba. La expedición balear, compuesta por 19 futbolistas, llegó el sábado por la tarde a San Sebastián vía Biarritz con las ausencias de Baba Rahman, Sedlar, Señé, Salibur, Trajkovski y Pablo Chavarría.

Instalada a las puertas de acceso a Europa, la Real Sociedad ha recorrido en los últimos días un camino inverso al del Mallorca- Resolvió con solvencia su compromiso copero ante el Espanyol, pero venía de ser arrasado en Heliópolis y necesita acicalarse. Sobre todo en casa, donde lleva dos partidos de Liga sin cerrar el círculo y no alza los brazos desde finales de noviembre, cuando goleó al Eibar. Hoy, además, volverá a actuar sin Willan José, pendiente de su marcha a Inglaterra.