Pero llegó, y lo hizo en un escenario emblemático tiempo atrás. En aquella época en la que ganar en Ipurua te concedía un pasaporte moral hacia la Primera División. Ahora, el Eibar acumula varias temporadas enrolado en la élite. Y quién sabe si vencer ahora en el fortín vasco te premia con la ansiada permanencia.
Lo mereció el once de Moreno en un partido en el que supieron resolver en los momentos claves. No hizo excesivos méritos el Eibar, pero el Real Mallorca logró el impulso necesario para recibir el Barça con las baterías rebosantes de moral y una dosis extra de motivación para repetir lo que meses atrás lograron frente al Real Madrid.
Los goles de Dani Rodríguez y Kubo valen su peso en oro. Más allá de por los tres puntos que permiten añadir al casillero, por el empujón anímico que llevan consigo a la hora de romper una barrera hasta ayer infranqueable: ganar como visitantes. Ipurua puede ser el punto de inflexión. En sus manos está...
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