El jugador del Real Mallorca Dani Rodríguez celebra el primer tanto de su equipo ante el Eibar en el partido disputado en Ipurua. | Carlos Gil-Roig

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De un fin de semana para enterrar a otro para enmarcar. Con un puñetazo sobre la mesa, el Mallorca ha renovado sus posibilidades de seguir flotando en el océano de la Primera División. La victoria de Ipurua, la primera que celebra el equipo fuera de su domicilio en casi un año, servía al conjunto bermellón para ponerle el lazo a la vigésimo séptima jornada desde otra perspectiva, esta vez mucho más favorable, en la que la meta vuelve a parecer accesible.

Estirón en terreno armero

El Mallorca se ha desmarcado durante unas horas de parte del pelotón que transita por el sótano de la clasificación gracias a su séptimo triunfo de la campaña. Siguen siendo los de Vicente Moreno el equipo de la Liga que más derrotas transporta en la mochila (16), pero también el que ha ganado más veces entre las cuatro escuadras que cierran el grifo de la tabla. En esa dirección, el conjunto afincado en Son Moix le ha endosado otros tres puntos de diferencia al Espanyol -hincó la rodilla en su salida a El Sadar (1-0)- y dos al Celta, que en cualquier caso resolvió con un empate agradable su duelo en el Coliseum de Getafe (0-0). Solo el Leganés, con otro sorprendente triunfo en el estadio de La Cerámica y contra el Villarreal (1-2), le ha aguantado el paso en la última fecha registrada.

El espejo del viaje anterior

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Tomando como referencia su último paseo por las nubes, el Mallorca está un poco mejor de cómo se encontraba entonces. A estas mismas alturas de la temporada 2012-13, el equipo balear le ganaba al Sevilla con el primer doblete que firmaba Alejandro Alfaro como bermellón en la máxima categoría y reunía 24 puntos, uno menos de los que guarda ahora mismo en la cartera. En aquel momento también vivía bajo el nivel del mar junto a Celta y Deportivo y el resto de sus números eran muy similares a los actuales. Había marcado los mismos tantos (28) y a su vez había recibido alguno más (50, por los 44 de ahora). Y tiene la salida del laberinto, vigilada todavía por el Celta, a un punto de separación.

El pelotón se amplía

La mejor noticia para todos los que viajan al final del tren es que el vagón de quienes deberán pelear hasta el final del trayecto por salvarse está en proceso de ampliación. El primero en llamar a la puerta puede ser precisamente el Eibar, un equipo que nunca ha terminado de levantar los pies del suelo y al que el agujero le queda ahora a dos puntos. En el siguiente escalón se sitúa un Valladolid que también nada entre los interrogantes. Sobre todo después de la goleada del Athletic en Zorrilla (1-4). Tiene 29 puntos y un colchón de más de un partido sobre el que reposar -le separan cuatro puntos del Mallorca-, pero le cuesta trazar una línea recta y con once jornadas por delante no termina de sentirse a salvo. De hecho, su trayectoria se parece a la del curso pasado, en el que acabó certificando la permanencia en la penúltima jornada del campeonato. En el siguiente piso están el Alavés y el Betis. Los vitorianos tienen un aspecto más saludable y están más próximos al ecuador de la tabla que al pozo. Los verdiblancos, siempre entre turbulencias, cuentan con un gran arsenal pero tampoco se dan por salvados.

La lucha por el ‘goalverage’

La entrada en la recta de meta de Liga implica empezar a fijarse en los resultados que pueden deshacer empates. Ahí el Mallorca también subió varios peldaños en Ipurua, asegurándose el golaverage directo gracias a las dos victorias que ha cosechando ante sus ojos. Un pulso que, por el momento, los de Vicente Moreno también tienen ganado con el Espanyol, aunque perdido con tres de los que están más lejos de las llamas: Valladolid, Betis y Alavés. Hay otros dos enfrentamientos marcados en negrita que están por completar. El primero de ellos quedará resuelto a comienzos del mes que viene, con la visita del Leganés a Son Moix. El otro, frente al Celta, se definirá unas semanas después, también con los gallegos desfilando por la pasarela del Camí dels Reis. Más allá de los enfrentamientos que le faltan por tachar frente a los grandes, en esos duelos estará la mitad de la permanencia. El futuro de las profundidades de la clasificación pasa por esas dos confrontaciones de alto voltaje.