Vicente Moreno gesticula durante el partido de ayer entre el Espanyol y el Rayo Vallecano.
El destino es caprichoso. A dos semanas del gran duelo, del partido del morbo en el Día de los Enamorados, las dinámicas de los dos máximos candidatos al ascenso -junto al Almería- son diametralmente opuestas. La alegría se ha instalado en Son Moix a medida que la depresión se incrusta en el Espanyol. El Rayo partió en dos al conjunto blanquiazul, que ganaba 2-0 al descanso, para hurgar en la herida de Vicente Moreno y un equipo diseñado para arrasar que acumula tres derrotas en los cuatro últimos partidos. El entorno perico arrojó chatarra contra el exentrenador del Mallorca, que asumió los mandos con el ascenso como único objetivo -a poder ser como campeón y con solvencia- y que no está encontrando la tecla. Todavía tiene cierto crédito, pero visto lo visto nadie podría poner la mano en el fuego y asegurar que VM se sentará en el banquillo visitante de Son Moix el próximo 14 de febrero...
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