Luis García Plaza, cabizbajo durante el partido contra Osasuna en Son Moix. | Miquel Àngel Borràs
De vuelta a la Liga, el Mallorca volverá a enfrentarse en Vallecas (lunes, 21.00 horas) a los fantasmas que le persiguen. El equipo balear, que en su último examen antes del parón se aplicó un torniquete que contuvo parcialmente la hemorragia de los descuentos, debe intentar suavizar ahora la crisis del intermedio, una suerte de depresión que sacude al equipo tras los descansos y un enorme agujero por el que han llegado el 78'9% de los goles (15 de 19) que ha encajado durante el primer tercio de la Liga. El paso de las jornadas ha convertido al Mallorca en el conjunto más vulnerable del campeonato a partir de la segunda mitad. Acostumbrado a presentarse bajo una firme y digna puesta en escena, el cuadro bermellón es a su vez uno de los más sólidos durante en los primeros cuarenta y cinco minutos de acción y juego. De hecho, solo en uno de los trece partidos que ha protagonizado hasta la fecha ha llegado al descanso por detrás en el marcador y coincidió con una de sus peores actuaciones en años. Fue el pasado 22 de septiembre, en el Santiago Bernabéu y frente a un Real Madrid que le devoró en media hora. Los blancos son, junto a Osasuna, los únicos que han agujereado la portería mallorquinista antes del paso por vestuarios, un logro personalizado en Benzema, Marco Asensio y Cote. Aunque el conjunto navarro, que acabó ganando el duelo (2-3), llegó al ecuador del encuentro perdiendo (2-1). El resto de equipos que han superado la muralla defensiva del Mallorca (Betis, Athletic, Real Sociedad, Valencia, Sevilla, Cádiz y Elche) tuvieron que esperar a que el guión avanzara, a que los partidos se rompieran y a que el desgaste hiciera mella.
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