Imagen de LGP. | Archivo

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El Mallorca ha empezado el año con el gesto torcido y el pie cambiado. Fuera del oasis de la Copa, de donde salen los únicos puntos verdes que hay en las últimas páginas de expediente, el equipo balear se ha ido deshinchando a medida que amontona partidos, hasta doblar con lo justo la esquina del curso. Frente al decorado de la Liga, en el que se rueda la trama principal de la temporada, al conjunto de Luis García Plaza se le empiezan a oxidar los números y se le escurren los argumentos. De momento, encadena tres derrotas consecutivas en lo que supone la peor serie de resultados que ha tejido el técnico madrileño en el banquillo de Son Moix.

MALA RACHA
2 victorias en 17 jornadas

Pasan los meses y crece la sensación de que el Mallorca se sigue alimentando de lo que almacenó en la despensa a finales de verano. Solo en agosto y bajo el arco de las tres primeras jornadas, el equipo balear amasó la mitad de las victorias que tiene ahora mismo. Empató contra el Betis, ganó al Alavés y al Espanyol y se posicionó en las alturas, aunque desde entonces la gráfica de su ubicación en la tabla ha ido siempre en línea descendente. A partir de ahí, tras el primer parón de selecciones, ha jugado 17 partidos de Liga y solo ha vencido dos. Al Levante, a principios de octubre, y al Atlético de Madrid, a comienzos de diciembre. Hasta hace poco el desnivel se iba compensando a base de empates, pero ahora el número de derrotas en esa franja (ocho) ya supera al de las igualadas (siete). Es cierto que el Mallorca todavía no ha pisado en ningún momento la zona roja de la clasificación, pero sus perspectivas no son precisamente agradables.

FALTA DE SEGURIDAD
Inestabilidad defensiva

El Mallorca cada vez tiene que sudar más para dejar la portería a cero y las últimas veces que lo ha hecho solo le ha servido para empatar. Acostumbrado a crecer en los partidos desde su bloque defensivo, el equipo parece ahora edificado sobre arenas movedizas. A los obstáculos derivados de las lesiones, el gran dolor de muelas de Luis García Plaza, se le ha sumado esta temporada un problema que parecía olvidado: la falta de seguridad bajo el larguero. La figura de Manolo Reina ha perdido peso y una de las principales apuestas del club en el mercado veraniego, el fichaje del eslovaco Dominik Greif, ha resultado ser un fiasco notable. LGP ya ha utilizado tres porteros y ahora mismo el que está mejor situado es el último de la fila, el canterano Leo Román. El Mallorca es el cuarto más goleado de la Liga.

PROBLEMAS DE ACIERTO
Sin delanteros goleadores

Sentado en la sala de prensa del Ciutat de València, Luis García Plaza reconoció que una de las heridas por las que más sangre pierde el Mallorca está en el extremo superior de la pizarra. «Estoy intentando encontrar un delantero que marque goles», respondía a la pregunta de que por qué en su batería de sustituciones había apostado por Matthew Hoppe por delante de Abdón Prats. «Abdón ha venido jugando últimamente y lleva uno, Fer lleva dos... He decidido probar con el que no ha jugado porque hasta ahora ninguno de los puntas está rindiendo como queremos», explicaba. Las estadísticas avalan ese discurso del entrenador. Y lo cierto es que la brecha lleva abierta desde la temporada pasada. Desde la marcha de Budimir, ninguno de los fichajes de Ortells ha sido capaz de ejercer el papel de ariete.

El apunte

Sastre, rumbo al extranjero

Joan Sastre será el tercer futbolista de la plantilla del Mallorca que causa baja en este mercado de invierno tras Lago Junior (Huesca) y Aleix Febas (Málaga). En principio, el lateral de Porreres cerrará hoy su salida a un club extranjero, en el que jugará cedido con una opción de compra obligatoria por objetivos. Sastre, instalado en la primera plantilla desde la temporada en Segunda B (2017-18), ha perdido mucho protagonismo tras la llegada al vestuario de Pablo Maffeo, que además está siendo uno de los jugadores más fiables y regulares del equipo hasta el momento. El defensa mallorquín solo ha sido titular en dos encuentros (contra Madrid y Osasuna) y suma poco más de 250 minutos. De hecho, el pasado sábado ni siquiera fue la primera opción del técnico cuando se lesionó Maffeo, probablemente porque su salida ya estaba totalmente encauzada. En total, suma 129 partidos vestido de rojo entre Segunda B, Segunda y Primera y ha sido uno de los integrantes de ese pelotón de jugadores que participaron activamente en los tres ascensos de los últimos años. La salida de Sastre obligará al club a reforzar el flanco diestro de la defensa, ya que se quedará sin recambio posible en esa plaza. En ese sentido, la dirección de Fútbol del club debe empezar a maniobrar con cierta urgencia, ya que las necesidades de la plantilla se van acentuando.