El kosovar Vedat Muriqi celebra un gol con el Lazio. | Lazio

TW
7

El mercado de invierno activa la cuenta atrás y el Mallorca sigue buscando entre sus galerías alguna oportunidad de última hora que mejore lo que tiene en la plantilla. El club balear, que pese a sus necesidades solo ha incorporado a un cuarto portero al vestuario —Sergio Rico, cedido por el PSG— apura el plazo de inscripción con varios agujeros por tapar. El más grande de todos está en el puesto del nueve, donde ha empezado a tantear algunas opciones del extranjero ante las dificultades para concretar otras operaciones con jugadores de la propia Liga, como la de Paco Alcácer. Ahí el último en entrar en escena es Vedat Muriqi, delantero kosovar del Lazio, que recalaría en Son Moix cedido hasta final de temporada y con una posible opción de compra.

Muriqi, de 27 años y 194 centrímetros de altura, no ha podido prolongar en Italia los números que dejó en el fútbol turco como futbolista del Fenerbahce y lleva tiempo sobre la rampa de salida. En los 49 partidos que ha disputado en una temporada y media como futbolista del conjunto romano entre Serie A, Coppa, Champions y Europa League solo ha marcado dos goles. Unas cifras que le han apartado de la libreta de su entrenador, Maurizio Sarri, que solo le ha alineado en una ocasión como titular. Vedat Muriqi empezó jugando en Albania, el país de sus padres, como paso previo a su salto al fútbol turco. Allí pasó por Giresunspor, Genclerbirligi y Caykur Rizespor antes de despuntar con el Fenerbahce, con el que marcó 15 goles en la Süper Lig en la campaña 2019-20.

Muriqi, que hasta la categoría sub'21 era internacional con Albania, ha jugado 37 veces con la selección absoluta de Kosovo. De hecho, el año pasado se enfrentó en dos ocasiones a España en el marco de la última fase de clasificación para el Mundial de Catar.

Posición maldita

La búsqueda de un delantero centro de garantías se ha convertido en un molesto dolor de cabeza para el director de fútbol del Mallorca, Pablo Ortells, que desde su llegada al club en 2020 no ha conseguido dar con la tecla. La temporada pasada, en Segunda y tras la salida de Ante Budimir, intentó llenar el hueco que había dejado el croata con Marc Cardona primero y con Álvaro Giménez después, pero ninguno de los dos ofreció un rendimiento óptimo y tras el ascenso y el cambio de curso regresaron a sus clubes de origen sin pena ni gloria.

Esta temporada el paisaje tampoco ha mejorado en ese sentido. El Mallorca mantuvo en el ataque a Abdón Prats y durante el verano incorporó a otros tres jugadores para realizar las funciones de ariete: Ángel Rodríguez (Getafe), Fer Niño (Villarreal) y Matthew Hoppe (Schalke). Como ocurrió la campaña anterior, ninguno ha alcanzado el nivel esperado y entre los cuatro delanteros de la plantilla solo suman cinco tantos. Un bagaje insuficiente que invalida la apuesta realizada medio año atrás y que obligaba a la dirección deportiva a buscar una reacción. Sin embargo, tras más de tres semanas con las persianas del mercado levantadas todo sigue como al principio. Una situación que recuerda mucho a la de hace un año, cuando el Mallorca esperó hasta el último momento para cerrar tres incorporaciones (la del mencionado Álvaro Giménez, Víctor Mollejo y Koke Vegas) que al final resultaron irrelevantes. En cualquier caso, hay una diferencia abismal entre un curso y otro. Doce meses atrás el equipo jugaba en Segunda, mandaba en la clasificación y tenía el ascenso encarrilado. Ahora arrastra una dinámica terrible (un triunfo en los últimos trece partidos de Liga) y sus necesidades llevan ya mucho tiempo a la vista.

Colin Dagba

Además del posible fichaje de Muriqi, varios medios franceses informan de que el Mallorca está interesado en obtener la cesión del lateral Colin Dagba, que no cuenta para Pochettino en el PSG y podría suplir la baja de Sastre, incorporado al PAOK griego en este mercado. El Venezia también está interesado en su cesión.