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El Real Mallorca de Javier Aguirre mostró su cara más vergonzosa y sonrojante. El Cádiz, que solo había ganado un partido en el Nuevo Mirandilla, fue superior, sometió al rival (2-0) y sumó tres puntos vitales. Tiene 25 puntos y la permanencia encarrilada. Por tanto, finalizada la primera vuelta, el balance debe ser muy positivo.

El Mallorca fue una caricatura, un equipo que transitó entre la mediocridad y la insolvencia, entre la apatía y la falta de intensidad. Bongonda inauguró el marcador cuando solo se habían disputado nueve minutos, pero el equipo de Aguirre no reaccionó. El equipo del mejicano no quiere el esférico. Ni contra el Cádiz. Ni cuando pierde. Es desesperante. El VAR provocó que Álex, de penalti, marcara el segundo gol, que dejaba el partido casi sentenciado. La primera parte, como en demasiadas oportunidades, fue un esperpento. Y en esta ocasión, además, el Mallorca perdió su tradicional solidez defensiva.

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El árbitro no expulsó a un defensor gaditano por una dura entrada a Grenier y el penalti de Valjent puede ser discutible. En todo caso, nada puede justificar el juego de un Mallorca sin ambición.

Aguirre buscó la reacción y dio entrada a Kadewere en sustitución de Copete al iniciarse la reanudación. Poco o nada cambió. Poco después, Amath entró por Grenier y unos minutos más tarde Gio suplía a Maffeo. Quedaban más de 25 minutos para el final y el Mallorca, ahora sí, dominaba al rival. El Cádiz tenía miedo a encajar un gol, Sergio González exhibía su pánico con cambios de marcado carácter defensivo, pero el gol que devolviera la emoción al duelo no llegó. Ángel y Antonio Sánchez dispusieron de poco más de un cuarto de hora, pero el partido estaba ya sentenciado.

Y el domingo llega el Madrid a Palma. Y después visita el Sánchez Pizjuán para recibir al Villarreal en la siguiente jornada. Puntuar no será fácil.