Los jugadores del Mallorca durante la celebración del primer gol. | Cati Cladera / Efe

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El Mallorca da pasitos de hormiga en su búsqueda de la primera victoria en Son Moix. Una vez más no fue suficiente el empuje inicial. Aguirre volvió a plantear un 4-4-2 después de que viese en Vallecas que hay más vida tras el 5-4-1. Sin embargo, a pesar de un inicio fulgurante, el equipo se diluyó por dos causas: superioridad numérica en la medular del Valencia e intensidad tras pérdida.

Así se fraguó una primera parte donde el Valencia encontró el 1-1 en una jugada aislada, pero que se repitió una y otra vez: el pase largo a la espalda de Lato.

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En la segunda parte, el medio del campo pasó a formar en rombo dando ventaja a los laterales. Sobre todo, Gio, llegó a línea de fondo con esta modificación y Darder tuvo más presencia en el último tercio. Justo lo que necesita el de Artà, estar activo en la frontal.

El cambio de sistema fue efectivo, pero cuando llegaron los cambios, el Mallorca bajó el pistón de nuevo y se olió antes el 1-2 que el 2-1. Aguirre movió por necesidad y el equipo se resintió gravemente. Sin ideas y con mucho cansancio en las piernas, el Mallorca acumula tres empates seguidos y la urgencia de ganar.