Palma03/01/24 22:00
Hay derrotas que te dejan un sabor dulce. Pierdes, pero te vas a casa con la satisfacción del deber cumplido y la sensación de haber acariciado una de esas gestas que se recuerdan. Porque visitar el Santiago Bernabéu, disponer de las ocasiones más claras (un larguero, un poste...) y meter el miedo en el cuerpo al grupo de Carlo Ancelotti no está al alcance de cualquiera. Y eso es lo que hizo ayer el Mallorca en Chamartín. Javier Aguirre planteó un partido táctico casi perfecto, aunque curiosamente dobló la rodilla en una acción a balón parado, uno de sus puntos fuertes. En un córner que remató Rüdiger para acabar con 78 minutos de resistencia.
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