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En una noche memorable, con un primer tiempo de un nivel superlativo y un baile al SúperGirona (3-0 a la media hora), el Real Mallorca alcanzó la quinta semifinal de la Copa del Rey de toda su historia para mantener vivo el sueño. La seguridad de Dominik Greif en la portería;los pulmones de Antonio Sánchez y Dani Rodríguez;el oportunismo de Larin y la magia de Abdón Prats pusieron los cimientos de una noche mágica en Son Moix. El penalti y la expulsión de Raíllo obligó al Mallorca a realizar un ejercicio de supervivencia del que salió victorioso para provocar el éxtasis de la hinchada.

El Mallorca estuvo a la altura de la cita. Aguirre dibujó en la pizarra un once con casi todo su potencial. Con la excepción de Nastasic y Samú Costa y con dos puntas (Larin y Abdón), el grupo balear se tiró a la yugular de su rival desde el primer minuto. Seguramente el Girona no esperaba a un Mallorca, tradicionalmente defensivo, con tanta agresividad y verticalidad. Greif -inmenso durante toda la noche- apagó un par de incendios con 0-0 y con 1-0, pero el grupo de Aguirre fue un vendaval que destrozó al equipo de moda en Europa.

La expulsión de Raíllo tumbó el campo. El Girona metió toda su pólvora, pero el Mallorca, arropado por casi 20.000 espectadores, supo sufrir para alzar los brazos y acabar la noche con la vuelta de honor y el 'Sí, se puede' resonando en las gradas. Ya está en semifinales.